Quantcast
Channel: Notas de campo y jardín
Viewing all 126 articles
Browse latest View live

LA CADENA DE LA VIDA (1)

$
0
0
En facebook mi amigo Antonio Guillén me nominó para que siguiese una cadena que suponía publicar siete fotos en siete días y nominar a otros siete amigos para que hiciesen lo mismo. Tras pensarlo durante unos días decidí no nominar a nadie, porque no me gustan ese tipo de cadenas, pero aprovechando la ocasión me planteé un pequeño reto personal: ser capaz de encadenar al menos siete especies que de alguna manera se relacionen y aparezcan en alguna de mis fotos.
Dicho y hecho, conseguí hasta nueve fotos encadenadas y hasta eché de menos no hacer ramificaciones que iban surgiendo por el camino. Además, como tengo por costumbre me alargué más de la cuenta con las explicaciones y me di cuenta que con ese material un poco más ampliado podía hacer hasta tres entradas del blog. Aquí está la primera con las tres especies.

Comienzo con la foto de un avispón común, Vespa crabro, depredando sobre una avispa, creo que del género Polistes. Fueron protagonistas, hace poco, de una de las entradas de este blog. Los avispones son temibles depredadores y atacan a abejas, avispas y dípteros cuando están libando el néctar en las flores. Ellos también necesitan libar para mantener su elevado metabolismo, sus presas son en realidad el alimento de las larvas, que esperan en las celdillas de su nido. La foto está hecha entre las flores de hiedra en el jardín de casa.

La cadena de la vida de unos es necesariamente la cadena de la muerte de otros.
Las avispas, del género Polistes y Vespula, de las que hemos visto a un ejemplar presa del avispón, son también carnívoras en su fase larvaria y las obreras se ven en la necesidad de colectar carne de todo tipo para alimentarlas, desde el jamón o el chorizo del bocadillo de los excursionistas hasta los insectos que puedan cazar. Son más carroñeras que depredadoras y los insectos reventados contra el frontal de los coches son una de sus presas habituales.

La foto está hecha en la parrilla de mi propio coche, lo siento mariposa, en casa. Pero donde más he podido observar ese comportamiento ha sido en el aparcamiento del Museo. En verano, las avispas parecen estar esperando la llegada de los vehículos para rebuscar en sus radiadores. Me parece impresionante con que certeza van directas hacia la parte delantera de los coches, independientemente de su posición. Supongo que lo que les atrae es el olor de los insectos aplastados.
Estas avispas hacen nidos de papel y para ello recogen fibras vegetales que mascan y transforman en pasta. Como ocurre con las fábricas papeleras, en ese trabajo las avispas utilizan mucha agua y por eso es tan frecuente verlas zonas húmedas y particularmente en las piscinas en pleno verano. La verdad es que no tiene nada que ver la agresividad de las avispas en las cercanías de su nido con la relativa indiferencia que manifiestan cuando están recogiendo agua, comida para sus larvas o libando néctar.
La mariposa es un ejemplar de Vanessa cardui, mariposa de los cardos, y en tres viajes de la avispa no quedó nada de ella. La naturaleza todo lo aprovecha.
El paso siguiente es saber la vida y milagros de la mariposa. Es un ninfálido y, como su nombre específico indica, sus larvas se alimentan de varias especies de cardo, aunque igual se puedan encontrar en malvas, ortigas y otras de las llamadas "malas hierbas". Lamentablemente como cardos que son, también pueden atacar los cultivos de alcachofas.
Para defenderse o permanecer ocultas de sus posibles depredadores, sus orugas se esconden entre las hojas de las plantas, que mantienen entrecerradas con los hilos de seda que ellas mismas producen y mantienen.

Estas mariposas pueden pasar el invierno como crisálida o como adulto invernante y por eso, a veces, pueden volar un poco "fuera de época" cuando el invierno es cálido, como éste. En esos casos se las suele ver bastante deterioradas, no tienen nada que ver con los preciosos ejemplares recién emergidos en primavera, sobre las flores de rosales y cardos tempranos.

El siguiente paso en esta cadena de la vida está precisamente en los cardos y será el objeto de la próxima entrada.

LA CADENA DE LA VIDA (2)

$
0
0
En la anterior entrada dejamos a la mariposa Vanessa revoloteando sobre las flores de los cardos, en realidad sobre los capítulos florales, pues estas plantas son de la familia de las compuestas y por lo tanto sus aparentes flores son un apretado conjunto de diminutas florecillas. En ellas son muchas las mariposas de muy variadas especies, que acuden a libar metiendo su larga trompa para extraer el néctar y así se entretienen un buen rato. Esto nos da la oportunidad a los naturalistas de tomarnos tiempo para hacer fotos e incluso a esperar tranquilamente junto al cardo a que otra mariposa llegue a alimentarse. Así, tener algún rincón con cardos en el jardín, no es tan mala idea si queremos ver y fotografiar mariposas tranquilamente.
Lo que comúnmente conocemos por cardos pueden ser plantas de muy distintas familias, que han evolucionado independientemente a esas formas duras y pinchudas. Pero como soy zoólogo, no me voy a entretener con las plantas (mejor visitar el último rincón de Barbadillo) sino que voy a fijar mi atención en otro pequeño inquilino de los cardos, la mosquita Tephritis postica.

Pareja de Tephritis postica, la hembra, abajo, posee un ovopositor para introducir los huevos en el cardo.
A las moscas de esta familia, Tephritidae, se las conoce como moscas de la fruta, aunque no tienen nada que ver con las Drosophila que se usan en los laboratorios de genética, que así llaman también así porque algunas especies atacan a los árboles frutales. Sin embargo, la protagonista de este eslabón de la cadena de la vida no hace daño a la fruta, sus larvas, en este caso, se encuentran en los capullos aún cerrados de los Carduus que hay en los prados al lado de mi casa.

En su interior, bien protegidas de los depredadores por una tremenda barrera de espinas y pelillos, las larvas de estas moscas se alimentan de los tiernos tejidos en formación. 

Para poder introducir sus huevos en el interior del capullo, las moscas de esta familia tienen un fuerte y largo ovopositor. En la fotografía anterior se puede ver a la hembra, la que está debajo, justo antes de iniciar la cópula.
Después del cortejo, el macho se sube a la hembra por detrás y ésta, si le acepta, abre sus alas para permitirle la cópula.

El cortejo de las Tephritis es muy curioso, los machos andan alrededor de las hembras abriendo y cerrando las alas en unas posturas y danzas casi cómicas, aumentándose el efecto por las manchas de sus alas.

No puedo estar seguro de lo que ocurre en el interior de los capullos de los cardos con Tephritis postica, pero supongo que es algo parecido a  lo que sí he visto en otra especie del mismo género, Tephritis formosa, cuyas larvas viven en el interior de las cabezuelas florales de otra planta compuesta que se ve con frecuencia en las cunetas de caminos y carreteras y dejé crecer en mi jardín: Sonchus oleraceus. Esta sí la pude fotografiar, tanto las moscas adultas posadas en las hojas como las pupas en el interior de los capullos. 
Pequeña mosca Tephritis formosa sobre el tallo de Sonchus oleraceus


Pupas (negras) de Tephritis formosa en el interior del capítulo floral de Sonchus oleraceus. Y larvas (blancas) de la avispa parásita del género Eyrytoma.

Curiosamente, también en su interior, encuentro otras larvas blancas, que no son de la mosca, sino posiblemente de una avispa parásita del género Eurytoma, que pude fotografiar en el momento de introducir el ovopositor en la flor para poner sus huevos.

Pero esta es otra ramificación de la cadena de la vida con la que no me quiero entretener demasiado, volvamos a los cardos...
En los mismos cardos sobre los que descubrí a estas moscas había una curiosa secreción con aspecto de melaza que brota entre sus escamas.

 
Estoy casi convencido de que esas melazas son debidas a la acción de las larvas que viven en su interior, pues coinciden la presencias de unas y otras. 
Esa secreción atrae a otros insectos y he visto diversas especies de escarabajos que se quedan extasiados mientras se dedican a lamerla con fruición. Sí, la he probado y no sabe a nada, pero supongo que los insectos no opinan lo mismo y seguro que tiene muchos nutrientes.
Entre los que acuden a ese alimento está el siguiente protagonista de la cadena, el escarabajo florícola, Oxythyrea funesta, llamado comúnmente escarabajo del sudario (no me preguntéis el por qué). Lo de funesta lo entiendo por su color oscuro, ya que otros miembros de su familia, los cetónidos, son de colores brillantes, sobre todo verdes metálicos.


Estos escarabajos, como otros de su familia, tienen mala fama entre los agricultores, pues se alimentan de flores y pueden estropear las cosechas, sin embargo rara vez son verdaderas plagas. En el blog de un agricultor he leído que atacan a las flores de los frutales especialmente cuando la sequía ha perjudicado a las plantas herbáceas del entorno, cuyas flores prefieren, entre ellas los cardos. Seguro que también cuando se las ha pegado fuego o roturado olvidando que las plantas de los lindes de los cultivos pueden tener efectos beneficiosos, como por ejemplo servir de refugio a insectívoros, ya sean estos aves, mamíferos, reptiles, anfibios o insectos depredadores. Las larvas de Oxythyrea se alimentan de raíces, pero he visto en otro blog de horticultor que también se encuentran entre vegetales en descomposición, como las balas de paja que quedan en la parte de abajo de los almacenes, donde se pudren por la humedad. Quizás tengan una infundada mala prensa y se alimenten más de humus que de raíces vivas.

En la foto, una pareja en cópula junto a su fuente de alimentación ¿tendrán tranquilidad para su amores? No, los escarabajos no tuvieron un día tranquilo cuando los fotografié sobre el cardo. La razón es que sobre la misma “melaza” toda una legión de hormigas les disputaron el botín y no les dejaron muy tranquilos. De hecho, me costó trabajo fotografiar a los escarabajos solos sin ninguna hormiga encima y si lo conseguí fue gracias a que había unos cuantos escarabajos en diferentes cardos. Lo más común, sin embargo era que los Oxythyrea estuviesen recubiertos por las hormigas.


A pesar de todo, debo advertir que tampoco la actitud de las hormigas era muy agresiva, las he visto mucho más alteradas en otras ocasiones atacando a otros insectos. En los lugares donde solo había hormigas, supongo que de donde brotaba la “melaza”, las hormigas estaban apelotonadas, como la clientela en la puerta de los grandes almacenes el día que empiezan las rebajas. Apenas se movían, como si estuviesen drogadas, con la cabeza hundida, invisible, en apretadísimos racimos.  En la foto, el montón de hormigas se aprecia en el ápice de la rama, justo en el brote.

Las hormigas son un grupo que se me resiste, pero creo que en este caso se trata ejemplares del género Camponotus,si me equivoco, espero que alguien con más conocimientos que yo me corrija y, si es posible, que me indique la especie concreta.


Este género es muy variado, numeroso y de compleja clasificación, tiene  más de 1.000 especies en todo el mundo y más de 120 en la región mediterránea. Muchas de ellas son carnívoras, sobre todo las de mayor tamaño, parecidas a las hormigas rojas, son feroces depredadoras de otros insectos, especialmente de orugas, por lo que son aliados en la lucha contra algunas plagas, como por ejemplo la procesionaria del pino. Otras, en cambio, son de menor tamaño y se dedican a pastorear a los pulgones, para aprovechar la secreción azucarada que ellos excretan. Pero ese será motivo del siguiente eslabón de la cadena y de la próxima entrada del blog.

La primera parte de esta "cadena de la vida" se puede ver AQUÍ.

LA CADENA DE LA VIDA (3)

$
0
0
Dejamos en la última entrada a toda una legión de hormigas sobre los brotes de cardo. Hoy empiezo con otro cardo, en esta ocasión un cardo borriquero, Onopordum acanthium, que salió espontáneamente en el jardín y dejé crecer precisamente para poder observar su fauna asociada, que sabía que podía ser interesante y variada.
A este cardo no tardaron en llegar los pulgones y tras ellos, las hormigas pastoras.

El pastoreo es una actividad que realizan varias especies de hormigas y sobre muy diversas especies de áfidos, que es la familia a la que pertenecen los pulgones. Aunque, como he podido comprobar en mi propio jardín, no todas las especies de pulgones son útiles para ese propósito, de la misma manera que no todas las razas de rumiantes domésticos son válidos para el ordeño.
Hormigas pastoreando pulgones, Brachicaudus cardui. El ejemplar de la derecha está en el momento de recoger una gota de jugo azucarado excretado por el pulgón.
Los pulgones clavan su pico en los tejidos de las plantas (tallos, hojas, flores o frutos) para sorber la sabia que por ellos circula, pero ese alimento es muy poco nutritivo porque está muy disuelto en agua para poder circular por la planta. Por esa razón, los pulgones necesitan sorber mucha cantidad de sabia, casi continuamente. Si los pulgones no excretasen el exceso de líquido reventarían. Por eso, si nos fijamos muy de cerca en los grupos de pulgones que cubren las plantas veremos minúsculas gotitas sobre ellos. Esas gotitas no son simple agua, sino que también tienen jugos azucarados de la planta, que es lo que van buscando las hormigas. Por cierto, a veces, cuando aparcamos el coche debajo de los árboles, lo recogemos cubierto de una sustancia pringosa, son las gotas que excretan los pulgones (y también algún otro insecto). Igual puede ocurrir en las sillas de jardín que se dejan bajo algunos árboles o parterres de hiedra con pulgones.
Momento del "parto" de un pulgón.
Además, los pulgones necesitan alimentarse abundantemente, porque crecen muy deprisa y cuando llegan a adultos, más bien adultas, porque la mayoría son generaciones solo de hembras, empiezan a generar nuevos pulgones, que “paren” ya convertidos en una miniatura de sus madres.
En la foto, pastoreado por hormigas Camponotus, la especie de pulgón Brachycaudus (Prunaphis) cardui. Las madres son de color oscuro, los verdes son fases juveniles.
Hay pulgones que pueden atacar a diversas especies de plantas, pero la mayoría de ellos son muy específicos y solo pueden vivir en su planta nutricia. Las plantas nutricias, en un ecosistema natural, no se encuentran todas tan juntas como en un cultivo y por eso, como ocurre con los parásitos, necesitan tener muchos hijos, porque la mayoría de ellos morirá sin encontrar un lugar donde alimentarse.
El hecho de que existan “malas hierbas” en el entorno de los cultivos, con sus correspondientes pulgones específicos, favorece la existencia de parásitos y depredadores de pulgones, que serán aliados naturales del agricultor en su lucha contra los que sí atacan a las plantas cultivadas.
Las tijeretas son voraces depredadoras de pulgones, aunque también, cuando no tienen ese recurso y son muy abundantes, pueden dañar a las plantas cultivadas.
Son muchos los parásitos y depredadores de los pulgones, como corresponde a todo ser que en la naturaleza se reproduce exponencialmente, resultando un abundante recurso alimenticio a disposición de otras especies, que no van a dejar de aprovechar la oportunidad.
Así es como han evolucionado tanto parásitos, especialmente pequeñas avispas, como depredadores que, a la escala del tamaño de un pulgón, son verdaderamente criaturas feroces. Sé que suena extraño llamar feroz a una mariquita de siete puntos o a sus larvas, pero su forma de dar caza y comerse a los indefensos pulgones que están fijados a la planta con sus picos hundidos en los tejidos vegetales, tiene muy poco de misericordioso. 
Dos momentos del ataque de las hormigas a una mariquita, Coccinella septempunctata, que amenaza a sus pulgones.

Las hormigas defienden como pueden a los pulgones que pastorean, pero tienen muy poco que hacer con las avispillas que llegan volando y ponen sus huevos bajo los pasivos pulgones. Las siguientes fotos no están hechas en el cardo, sino en una planta de colza, también del jardín, cuya evolución pude seguir con todo lujo de detalles y ya fue protagonista de otra entrada del blog.
Avispa parásita, Diaeretiella rapae, poniendo su huevo en el interior de un pulgón para comérselo desde dentro mientras en pulgón sigue alimentándose de la planta.
Sus larvas se los comerán desde dentro y del pulgón apenas quedará una cáscara vacía a la que los científicos llaman “momia”. A su vez en una ramificación de esta cadena de la vida, que en realidad más que cadena es una red de eslabones, como una cota de malla, hay otras avispas que ponen sus huevos en los pulgones ya parasitados y, una dentro de otra como una muñeca rusa, parasitan a las larvas de la avispa parásita.
Avispa Braconidae, poniendo su huevo sobre el pulgón convertido en momia por la avispa anterior, para parasitar a su vez a la larva parásita que hay en su interior.
Y por esta vez aquí lo dejamos, en una futura cuarta y última entrada continuaré esta cadena ramificada, que he podido seguir si apenas salir del jardín.

LA CADENA DE LA VIDA (y 4)

$
0
0
En la anterior entrada dejamos a los pulgones de la colza que eran parasitados por pequeñas avispas y que las larvas de esas avispas, que viven dentro de los pulgones, son a la vez parasitadas por otra especie de avispa. Pero no se terminan allí los depredadores de los pulgones, hay otros aún más voraces, que se comen a los pulgones uno tras otro. Como puede verse no se anda con muchos remilgos en la mesa esta larva de mosca, al pulgón solo le queda patalear mientras es comido vivo. Las he observado trabajar y no tardan ni medio minuto en comerse a un pulgón y al poco ya van a por el siguiente. 
Se trata de la larva de un tipo de mosca, un sírfido. Entre las moscas de esta familia las hay con muy variados aspectos y ciclos de vida, teniendo en común, cuando adultos, su semejanza con avispas y abejas y su costumbre de libar en las flores. Hoy me detendré, como era de esperar, en los que son depredadores de pulgones. Son unas esbeltas moscas de cuerpo rayado en negro y amarillo parecidas a las avispas lo que les vale ser temidas y evitan ser atacadas... casi siempre. En mi jardín es muy abundante la especie Sphaerophoria scripta y por eso supongo que las larvas que fotografío también corresponden a esa especie.

Las moscas madre deben poner sus huevos en la parte alta de la planta, porque siempre he visto a las larvas avanzar hacia abajo, entre los pulgones apelotonados en los tallos, dejando atrás la devastación más completa. No dejan uno vivo y a veces son varias las larvas las que juntas van avanzando, dejando limpia la planta. Todo un aliado para el jardinero o el agricultor.
Pero las moscas tampoco pueden despistarse demasiado, en esta ocasión no le ha valido de mucho el mimetismo batesiano ya que el caballito del diablo lo ha cazado sin contemplaciones. 

Los caballitos del diablo son Odonatos, el mismo orden que las libélulas, y su primera etapa de vida la pasan dentro el agua, donde también son voraces depredadoras. Normalmente los caballitos del diablo, como este Ceriagrion tenellum no capturan presas tan grandes, aunque tampoco es excepcional. Lo habitual es que cacen mosquitos, efémeras y otros pequeños insectos que revolotean alrededor de la lámina de agua o entre las plantas acuáticas. A veces también se abaten sobre los pequeños insectos que se encuentran posados. 
Pareja de Ceriagrion tenellum en el momento inmediatamente anterior o posterior a la cópula. El macho sujeta a la hembra por el cuello y cuando esta está dispuesta acerca su extremo a los anillos con los genitales masculinos. Después, durante la puesta de huevos, los machos siguen sujetándola. De esta manera, sin duda, se aseguran de que los hijos serán suyos.

El estanque es uno de los mejores puntos de atracción de fauna, tanto invertebrados como anfibios, reptiles y aves. En el caso de los odonatos, he podido determinar la presencia e incluso la reproducción de cinco especies de libélulas y otras tantas de caballitos del diablo, aunque posiblemente exista alguna más que no haya podido fotografiar.
Náyade de la libélula Anax imperator, que cría en el estanque del jardín, vista desde abajo para mostrar la "máscara"
Ninfa (náyade) de Anax imperator.
Los odonatos son eficientes depredadores tanto en su fase adulta, voladora, como en su fase de ninfa, llamada náyade. En el agua, las mal llamadas larvas de libélula cazan invertebrados y hasta renacuajos y pequeños peces si se ponen al alcance de sus tremendas mandíbulas extensibles como si fuesen un brazo, llamadas "máscara" porque en posición de reposo les tapan la parte inferior de la cabeza.
Las náyades de las grandes libélulas, como las de Anax imperator que hay en mi jardín, también depredan sobre las de caballito del diablo, que son de tamaño mucho menor y más delicadas.
Las hembras de Anax imperator ponen sus huevos sin estar sujetas al macho. 
Aunque en el mundo de los insectos las libélulas puedan ser consideradas como un superdepredador, son también alimento de aves, como el abejaruco, y de anfibios cuando tienen oportunidad. Este fue el caso de la siguiente fotografía. Estaba yo haciendo fotos y vídeos de las peleas entre machos de rana, cuando la libélula tuvo la mala idea de posarse para hacer la puesta casi delante de una de ellas. El ataque fue fulminante y, aunque de primeras la sujetó de mala manera de un ala, no tardó en engullirla, hundiéndola previamente.
Pero las ranas también tienen sus depredadores, incluso en el estanque de jardín. Varias veces he tenido la visita de culebras de agua, tanto Natrix maura como Natrix natrix. Las he dejado tranquilas durante una temporada, que he aprovechado para hacer algunas fotos. Es una buena técnica para controlar el exceso de ranas, que llega un momento en que durante la noche son atronadoras y tengo apuro por si llegan a molestar a los vecinos. Sin embargo, pasado un tiempo las cojo y las llevo a unas charcas próximas, porque los estanques son pequeños y no hay "producción" suficiente para mantener depredadores tan eficientes. 
Preciosa Natrix natrix, culebra de collar adulta, que aún conserva las manchas de su cuello características de los juveniles. Toma el sol en su lugar habitual, un lateral del estanque donde está descubierta la lona de caucho, que al ser negra posiblemente le proporciona más calor.
El último eslabón de la cadena, evidentemente, no ocurre en mi jardín, pero sí muy cerca. Espero que no se hayan encontrado con ella las culebras que tan bien se han alimentado en mi estaque. Se trata del águila culebrera, la especialista en la caza de ofidios que, a pesar de su tamaño, no duda en pararse en el aire como si se tratase de un pequeño cernícalo, dándome así la oportunidad de fotografiarla.
Águila culebrera, Circaetus gallicus, cerniéndose en busca de sus presas.

Y aquí dejo esta serie de encadenados que se comen los unos a los otros, la CADENA DE LA VIDA, de la que tanto nos hablaba el gran Félix Rodrígez de la Fuente.

Agradezco a los expertos de Biodiversidad Virtual por estar ahí, determinando las especies. Sin ellos dudo mucho que hubiese podido acercarme siquiera a identificar ni una décima parte de las especies que habitan en mi entorno.

Mariposas en el cardo corredor.

$
0
0
A medida que avanza la primavera y el verano se va sucediendo la floración de diferentes especies de plantas y con ellas la concentración de insectos polinizadores que quieren aprovechar su néctar. No todas las plantas atraen de igual manera a los insectos y especialmente a las mariposas, que es de las que voy a tratar hoy. En nuestra Sierra de Guadarrama las mariposas se sienten especialmente atraídas según avanza la primavera y el verano, primero por los rosales y varias especies de grandes cardos, luego por las zanahorias silvestres y después por las zarzamoras Ahora mismo por las flores de la hierba de Santiago, únicas supervivientes al pastoreo en algunas zonas y, por fin, por los protagonistas vegetales de esta entrada: los cardos corredores.
Hay mariposas con periodos de vuelo cortos y otras que, por ser más específicas, se mueven en un espectro de plantas reducidas, pero las que tienen periodos de vuelo largos o más de una generación por temporada pueden verse indistintamente en diversas flores.
En esta entrada me voy a centrar en el cardo corredor, del que ya he hablado en otras ocasiones en este blog (ver AQUÍ), aunque para otros temas. Parece mentira lo que una “humilde planta” que crece en las cunetas de los caminos y carreteras puede dar de sí.
Misma foto anterior con los insectos marcados. Con anillos rojos las mariposas, en azul otros insectos. 13 mariposas y 17 en total. Pinchando en la foto se puede abrir la foto en una pestaña nueva y ampliarla para verla en detalle. 

Me animó a hacer esta entrada un día de agosto, cuando a unos 1.500 metros de altitud los cardos empezaron a florecer y ofrecer su néctar. Al pasar junto a los cardos en el borde del camino se armó un verdadero alborto, así que caí en la tentación de intentar fotografiar todas la especies que pudiese. Desde luego, las flores compuestas de este cardo no tienen la típica floración de vivos colores ni olor, que dicen atraer a los insectos, pero sin duda tienen otra técnica o aroma que a nosotros se nos escapa.
A continuación pongo las especies que fotografié en tan solo media hora:

Argynnis paphia hembra

Argynnis paphia macho. Las líneas oscuras gruesas que siguen la venación de las alas son las llamadas "androcorias" características de los machos
Hyponephele lycaon
Hyponephele lycaon

Pyronia tithonus, anverso
Melanargia lachesis

Pyronia tithonus, reverso
Aricia cramera, anverso

Aricia cramera, reverso
Lycaena alciphron

Lycaena phlaeas, reverso

Lycaena phlaeas, anverso

Lycaena virgaureae, hembra

Lycaena virgaureae, macho
Mientras hacía las fotos, otros insectos se posaron y volvieron a volar, como diversas moscas y abejas, pero al estar más concentrado en las mariposas, perdí la oportunidad de retratarlos. Sí pude hacerlo con estas dos especies más tranquilas, el pequeño y colorido cerambícido y la no menos llamativa chinche rayada.
Chlorophorus trifasciatus
Graphosoma lineatum
Sin duda, hay muchas más especies en la zona, un poco más allá, sobre hierba de Santiago y sobre las flores ya marchitas de rosal, vi y fotografié Pieris rapae y P. napi, Argynnis pandora, Issoria lathonia y Celastrina argiolus y en otro cardo una preciosa Euplagia cudripunctaria, pero esas serán protagonistas en otro momento, pues hoy he querido ser fiel únicamente a ese momento y lugar.
En esta otra entrada (AQUÍ) del blog de El Ventorrillo, muestro otras mariposas comunes en la Sierra de Guadarrama.

Baño de aves en el jardín

$
0
0

En varias ocasiones he mostrado las diferentes especies de aves que acuden a los comederos del jardín y a los estanques. Este verano, veía que algunos jóvenes tenían problemas para acceder a beber el agua de los estanques. En cambio, usaban con frecuencia el agua que quedaba en los platillos de las macetas cuando regábamos. Así, se me ocurrió dejar junto a uno de los estanques un platillo siempre lleno de agua.
El éxito fue inmediato, varias especies han estado acudiendo a usarlo, tanto a beber como a bañarse, hasta tal punto que tenía que rellenarlo más de una vez al día para evitar peleas. No siempre lo he podido hacer, igual que no siempre he podido grabar el vídeo hasta hace poco por un pequeño problema con la cámara, que afortunadamente he resuelto.
El año que viene espero poner un sistema más automatizado que rellene el recipiente (o recipientes) cuando funcione el riego por goteo, aunque sé que eso no me ha evitar algo de trabajo, porque los pájaros son bastante sucios y hacen sus necesidades dentro obligándome a lanzar un chorro de agua a presión para limpiarlo, casi a diario.
Durante todo el año, además, utilizan una zona despejada del jardín para sus baños de arena, pero me resulta más complicado de grabar, por el lugar que usan y porque no siempre lo hacen a la misma hora.
Y sin más dilación... aquí está el vídeo.

Es muy gracioso observar a los gorriones, a veces parece que hacen cola esperando su momento y hasta hay discusiones. Es el vídeo solo se juntan tres, pero en ocasiones se reunen de ocho a diez junto al plato.

Hormigas: depredadoras y altruistas.

$
0
0

Este verano he estado haciendo un seguimiento a un rincón, junto a un camino forestal de la Sierra de Guadarrama, que estaba plagado de trampas de larvas de hormiga león. Las hormigas león (Myrmeleon sp.) son neurópteros, con adultos alados algo parecidos a libélulas, pero sus larvas son carnívoras que cazan en el suelo. Ellas aprovechaban las zonas de arena suelta para poder excavar los conos trampa donde las hormigas caen y son devoradas.

Pero esa historia la contaré en otro momento. Hoy me voy a centrar en el comportamiento de las hormigas.
Las hormigas del género Formica, y también Camponotus, pueden ser feroces depredadoras de otros insectos e invertebrados. Son carnívoras y no en vano se han utilizado en tratamientos forestales instalando hormigueros para luchar, fundamentalmente, contra la procesionaria del pino.

Tengo alguna foto y un par de vídeos que muestran la acción depredadora de las Formica, que no se conforman, como otras especies, con carroñear animales muertos, sino que son activas cazadoras.


Volviendo al rincón de la Sierra, junto al campo minado de trampas de hormiga león hay un hormiguero de Formica  y también, en el centro mismo, un nido de araña con su tela alrededor, situada en la protección de una raíz. Es impresionante la cantidad de hormigas que pueden morir cada día en ese pequeño espacio. Además, es muy frecuente ver a las hormigas rescatando los cadáveres de sus compañeras del fondo de esos nidos. Es curioso ver como unas veces las hormigas caen en las trampas, sobre todo si son atacadas por las larvas de hormiga león, mientras que otras entran y salen, casi impunemente, incluso arrastrando a una de sus compañeras muertas. 

Pero lo que más me llamó la atención fue ver como una de las hormigas se quedaba atrapada en la tela de araña mientras que otra andaba sobre ella y acudía a rescatarla. Sin duda, quedan muchas incógnitas por resolver y solo puedo pensar que la eficacia para librarse de las trampas depende, entre otras cosas, del estado de salud de la hormiga, limpieza de sus patas o quién sabe qué otra circunstancia. En el vídeo que pongo a continuación la hormiga "atrapada" no parece encontrarse muy bien, porque casi se vuelve a meter en la trampa de nuevo después de ser rescatada.

Me sorprende ver este comportamiento altruista, aunque pensando en un hormiguero como colonia, casi un superorganismo, ya que todas las obreras son una suerte de clones estériles hijas de la misma reina, realmente lo que está ocurriendo es que una parte de ese superorganismo está salvando a otra. La individualidad en el mundo de las hormigas, salvo en el caso de la reina, importa poco, aunque en ese caso... ¿por que salvar a la otra y que en lugar de uno se puedan perderse dos individuos? Otra posibilidad es que la hormiga rescatadora intente acarrear a la atrapada de la misma manera que se suelen llevar los cadáveres de su propia especie, sin más interpretaciones antropomórficas.


Finalizando el año con las aves del embalse de Santillana

$
0
0
Para mi es ya casi una tradición aprovechar alguno de los días de vacaciones entre las fiestas navideñas para dar un paseo por las orillas del embalse de Santillana, en Manzanares el Real, para observar y, si se tercia fotografiar, las aves acuáticas. Esta vez, el pasado 30 de diciembre gocé del día soleado para repetir este rito y, aunque no fueron muchas las especies vistas, parece que quisieron colaborar conmigo y disfruté haciendo unas cuantas fotos.
Los zampullines cuellinegros,Podiceps nigricollis, eran  quizás los que más se acercaron a la orilla y pude disfrutar de su belleza, a pesar de tener el plumaje invernal, y, sobre todo, de ese precioso ojo rojo que tanto llama la atención. Un grupo de cinco ejemplares buceaban sin descanso e incluso nadaban juntos y dos de ellos hasta se sumergían a la vez, como en un improvisado ejercicio de natación sincronizada. 

Entre zambullida y zambullida su popa permanece casi hundida y con las plumas plegadas, como es característico de somormujos y zampullines, pero cuando se relajan y nadan tranquilamente esponjan sus plumas y se dejan calentar por el sol, algo rasante en estas fechas invernales.

Creo que este ejemplar me dejó bien claro que estaba viendo mis manejos con la cámara, pero eso no parece preocuparle mucho.

En zonas más abiertas y profundas eran los somormujos lavancosPodiceps cristatus, los que nadaban o buceaban. Algún ejemplar había con su plumaje totalmente invernal, sin los penachos de la cabeza que indica su nombre científico, pero estos dos empiezan a tener sus crestas y su comportamiento parece indicar que en estos días soleados tienen las hormonas algo alteradas. Aún sin llegar a hacer sus espectaculares paradas nupciales con las carreras sobre el agua en paralelo, sí que se enfrentaban y hacían movimientos de la cabeza característicos del celo. Quizás se tratase de un temprano comportamiento de reconocimiento de la pareja.




Los cormoranes grandes, Phalacrocorax carbo, también estaban inquietos, volaban de un lado a otro del embalse, se sumergían para pescar y, de cuando en cuando, se posaban en una islita rocosa para secar sus alas de espaldas al sol. 

Siempre me ha llamado la atención lo hundidos que nadan y la presteza en sumergirse...

 ... aunque para salir volando están obligados a darse una carrerita sobre las aguas, ...

... luego tienen un vuelo potente.

Hundirse tanto tiene la contrapartida de que sus plumas se empapan por lo que están obligados a "tender las alas al sol". Así, estando yo sentado en una roca de la orilla, vino uno a posarse en otra que sobresalía del agua relativamente cerca. Se le veía tranquilo, aunque algún que otro vistazo me echó, con indiferencia me daba la espalda en otras ocasiones. Parece saber que yo no tenía intención de atravesar las frías aguas que nos separaban, con costras de hielo en las orillas, después de una despejada y heladora noche. El guano en la roca nos dice que es un posadero habitual.


 No tuve tiempo de acercarme a las orillas menos profundas del embalse donde se concentran las cigüeñas blancas,Ciconia ciconia, y suelen descansar y pescar las garzas realesArdea cinerea, pero sí pude ver su majestuoso vuelo en alguna ocasión, e incluso fotografiarlo, a pesar de la distancia.



 Como siempre, las bulliciosas fochas, no paraban de ir de un lado a otro, nadaban e incluso se enfrentaban trompeteando con su voz nasal. El alborotado movimiento del agua atraía a las gaviotas en vuelo que no se querían perder el acontecimiento. Quizás por si se despistaba algo de comida, subida desde aguas más profundas, y ellas podían aprovechar el descuido en medio de la discusión.



 Las gaviotas reidorasChroicocephalus ridibundus, mis viejas conocidas de la niñez cuando vivía en Madrid, cerca del Manzanares y empezaron a verse, siempre me han parecido elegantes e incansables voladoras.
 Estando sentado en el mismo lugar donde se acercó el cormorán, también vino a verme una de ellas, quizás pensase que si el cormorán seguía ahí es que yo era de fiar.


En zonas menos profundas, más adecuadas para patos no buceadores, donde pueden alcanzar el fondo sólo con hundir medio cuerpo, se concentraban los abundantes ánades reales,Anas platyrhynchos, y los frisos, Anas strepera. Estaban demasiado alejados como para hacer buenas observaciones y fotos con mi equipo...

... aunque los reales, sí se pasearon cerca, generalmente en parejas y con su precioso colorido primaveral.

Un ejemplar solitario mostraba coloración intermedia, no sé si por estar en eclipse o por ser joven en proceso de alcanzar la coloración adulta. Incluso algún híbrido con pato doméstico he visto alguna vez.


También dos flechas verdes en fugaz persecución pasaron frente a mi rozando la superficie del agua, dos preciosos ejemplares de martín pescador, Alcedo atthis, que me fue imposible retratar.
Otras veces he mostrado las aves de este emblemático embalse serrano, y más especies, aunque mis fotos y observaciones distan mucho de ser un catálogo completo de su abundante avifauna, Pueden recordarse esas entradas aquí:


Y empezando el año con las aves del embalse de Santillana

$
0
0
Y si el año terminó bien con el paseo por el embalse, no he querido renunciar a iniciar el nuevo año con el mismo lugar y protagonistas, las aves acuáticas del embalse de Manzanares el Real, aunque en esta ocasión por el lado opuesto y no con tan buena luz. Es una delicia poder disfrutar de la luz invernal, los paisajes, los reflejos y la fauna del embalse, en la misma base de la Sierra de Guadarrama, contribuyendo a su biodiversidad, aunque sea un ecosistema artificial.

En la zona más al este, cuando el nivel no es muy alto, como aún ocurre estos días, se puede ver medio sumergido un viejo puente por el que antes debía pasar el Manzanares. Le da un aspecto un poco triste al paisaje.
Nos sobrevolaba de cuando en cuando un grupo de una docena de tarros canelos, Tadorna ferruginea, que se deben estar reproduciendo en la zona porque cada vez son más abundantes. Es una especie africana y parece ser que los ejemplares que se están viendo por la Península Ibérica proceden de escapes de parques o colecciones zoológicas, pero se han adaptado muy bien a nuestro entorno.
Sin embargo, yo creo que algunos, al menos, bien pueden proceder de Andalucía o del norte de África y haber atravesado sin problemas el estrecho, como han hecho otras especies. Son una preciosidad y muy ruidosos, se les detecta de lejos por sus trompeteos.
También los vimos posados en un prado cercano al embalse, entre las vacas que rumiaban y pastaban tranquilamente. 
Y junto a los tarros canelos, pero más reacias a volar, había un par de ocas de Egipto, Alopochen aegyptiaca, otra especie no autóctona posiblemente procedente de escapes, igual que los cisnes, que ya raramente se ven en el embalse, Una pareja vivió aquí algunos años, hasta que uno de los ejemplares apareció muerto. De cuando en cuando se ven en el entorno de El Pardo.
Hace unos años vi ocas de Egipto en el Parque Kruger, en Sudáfrica. Las vi al amanecer subidas a un gran árbol, ¿un ganso subido en las ramas de los árboles? Puede verse en este enlace. Supongo que si la otra opción es dormir en un pequeño río cuajado de cocodrilos la alternativa no es mala del todo. Aquí, desde luego, no tienen esos problemas y se supone que criarán como los tarros canelos.
En la anterior entrada puse una foto de un pato que quizás fuese un híbrido de ánade real, Anas platyrhynchos y doméstico. Con esta pareja no me cabe ninguna duda.
También pude ampliar la diversidad de aves del embalse con una nueva especie, para mi, la garceta grandeEgretta alba, que no había visto aquí hasta ahora. Aunque estaba muy lejos y la foto no es nada buena.
Las Gaviotas sombrías,Larus fuscus reidorasChroicocephalus ridibundus, que vimos en la entrada anterior, tienen vocación fluvial, pero también llegan aquí, acompañándolas, algunas patiamarillas, Larus michahelis, de costumbres más marítimas. Estaban muy lejos, como puede verse en la foto de paisaje del inicio del texto. En la orilla encontramos este ejemplar de sombría muerta y descarnada.
Cerca, en un deshojado árbol, recortado contra los roquedos de La Pedriza, descansaba un milano real que terminaba de comer algo que llevaba entre las patas, supuse que se había estado alimentando con los restos de la gaviota.






Aves del embalse de Pedrezuela-Guadalix

$
0
0
Las aves invernantes y reproductoras en los embalses a pie de la Sierra son un buen aliciente para los paseos naturalistas en un momento en que, con el frío, la naturaleza parece estar detenida en los montes y dehesas serranos. Asi que, a continuación de las excursiones al embalse de Santillana, también me di, estas vacaciones navideñas, un paseo por el embalse de Pedrezuela, igualmente conocido como embalse de Guadalix.


Realmente Guadalix de la Sierra es el pueblo que se ve más cercano desde las aguas del embalse, independientemente de los términos municipales. Guadalix, dicho sea de paso, es el lugar donde se rodó la entrañable película "Bienvenido Mister Marshall" de Berlanga y ese hecho se homenajea en la rotonda de entrada al pueblo con una graciosa escultura. 

Historias aparte, el embalse de Guadalix tiene unas extensas orillas con poco desnivel, lo que hace que en verano parezca que sufre una gran desecación, con extensas superficies embarradas y en otoño e invierno parece que ha subido mucho el nivel.

Ante orillas tan despejadas es difícil ver a las aves de cerca y, por lo tanto, complicadas de fotografiar. Para más lío, a esas horas de la mañana sol se encuentra en un ángulo poco adecuado y por eso las fotos son prácticamente a contraluz.


 Sin embargo, como no estoy dispuesto a perder oportunidades, me dispongo a disparar la cámara, aunque las condiciones no sean las mejores y, a veces, hasta obtengo resultados bastante apetecibles. Tal es el caso de la garceta común, Egretta garzetta, que vino a posarse en la orilla y al poco volvió a salir volando.



Un poco más allá dos parejas de patos cuchara,Anas clypeata, nadaban tranquilamente y hasta se acercaron un poco a mi...
... lo que me permitió hacer "retratos" de la hembra y del macho, a no tanta distancia como al resto de las aves de ese día.

Desde luego, son fáciles de identificar con su superdesarrollado pico.
Más complicado me resultó fotografiar a los ánades silbones,Anas penelope, que creo no los había visto antes aquí, en esta zona de la Sierra. Una lástima no pillarles más de cerca, porque son preciosos.
Lo mismo me ocurrió con los ánades frisos,Anas strepera, que sí había visto más veces, sobre todo en Santillana. Es uno de los patos con menos colorido, pero a mi me encanta la filigrana grisácea de su librea, me parece de lo más elegante. La foto está hecha a demasiada distancia como para apreciarlos en lo que valen, aunque es suficiente para identificar la especie.
Por supuesto, los abundantes ánades reales, Anas platyrhynchos, también estaban presentes y, sobre todo, en las zonas de entrada de desagües, cargados de nutrienntes que no parecen tan del agrado de las otras especies. O tal vez porque los reales tienen menos problemas en acercarse a zonas con mayor presencia humana y de ahí su éxito y abundancia. En la foto el ejemplar más cercano es posiblemente una hembra de ánade silbón, de tamaño mucho menor que los reales, como puede apreciarse.
Otro tanto puede decirse de las fochas, aunque este día preferían mantenerse a distancia e incluso se alejaron ante mi presencia, dibujando bonitas estelas en la rizada superficie del agua.
Son muy desconfiadas las gaviotas sombrías, Larus fuscus y patiamarillasLarus michahelis, y no aguantan mucho en su descanso en las orillas ante el paso de los paseantes y corredores que estaban aprovechando este soleado día invernal. De hecho este pequeño grupo, que había visto desde la carretera, salió volando antes de que yo me pudiese acercar, aunque me temo que poco hubiese conseguido. Este día no he visto reidoras, que también son comunes aquí, quizás están todas en el vertedero de Colmenar Viejo.
Allá se fueron las gaviotas al islote de la lejanía, en compañía de los cormoranes grandes, Phalacrocorax carbo, y las garzas realesArdea cinerea, 
Por último, algunos pajarillos andaban por la vegetación del entorno y las propias orillas, pero sólo conseguí una foto decente de esta hembra de tarabilla europea, Saxicola rubicola, hasta las lavanderas esquivaron mi objetivo.


























La primavera de las mariquitas

$
0
0
Una de las cosas que más me gusta de mantener casi silvestre una gran parte del jardín es que, aunque siempre haya determinadas plantas comunes y hasta invasoras, cada año surgen otras nuevas, que tienen una existencia más o menos efímera y pueden ser sustituidas por otras al año siguiente.
Posiblemente sean las diferentes semillas llegadas por azar, que encuentran un lugar donde germinar, las distintas condiciones climáticas de cada año o las dos cosas a la vez, que hacen que se favorezca a unas u otras especies en una preciosa muestra de lo que es la biodiversidad de los ecosistemas en el espacio y en el tiempo.
A partir de esas plantas surgen especies de insectos más o menos específicos, como por ejemplo pulgones, cochinillas y chinches, que se a su vez son atacados por sus correspondientes depredadores parásitos y, rizando el rizo, sus siguientes parásitos.

Pulgones invadiendo un brote de hiedra.
Lo mismo ocurre sobre plantas que siempre están en el jardín, como árboles, arbustos y enredaderas, que cada año pueden tener unos determinados insectos, sean plagas, beneficiosos o indiferentes, según las condiciones climáticas o el puro azar.
Así es como este año una de las hiedras del jardín, que apenas sobrevive la pobre en un lugar demasiado soleado para su gusto, en cuanto las temperaturas se elevaron, se cargó de numerosos pulgones en las ramas. Y así es como aparecieron decenas de larvas de mariquita, Coccinella septempunctata. 
Ya antes las había visto alguna larva y adulto de mariquitas en las plantas del jardín, pero lo de este año ha sido extraordinario. De hecho, coincidieron a la vez larvas en diferentes fases de desarrollo, pupas y mariquitas adultas.

Larva de unos 3mm.
Las larvas más pequeñas son más oscuras y se mueven con bastante rapidez entre las hojas, lo que hace que a veces sea complicado sacarles una foto sin que se pongan en el envés o, simplemente, se dejen caer al suelo como maniobra de huida.
Para hacer la foto ayuda ponerse a ello a primera hora de la mañana, cuando aún no les ha dado tiempo a calentarse y están más torpes.
Exuvia larvaria
Colgando de las ramas pude también observar alguna de las exuvias, esas pieles que quedan tras la muda, a medida que van creciendo, como quien se cambia de camisa. Antes de mudar la larva se sujeta a la hoja por el extremo de su abdomen con una sustancia pegajosa que ayuda a desprenderse de su vieja piel.

Larva a punto de fijarse para pupar.
Según he observado, las larvas más grandes se van haciendo más torpes hasta que de nuevo se fijan a la planta por el extremo final y comienzan formar la pupa que realizará la metamorfosis al adulto.  

Pupa fijada a la hiedra
Pupa junta a un ejemplar adulto.
Y así quedan, fijadas a las hojas durante varios días, supongo que más o menos tiempo según las temperaturas. Generalmente las he visto en el envés de las hojas, pero también más expuestas e incluso adheridas a la pared por donde trepa la hiedra, donde han recibido la lluvia sin que eso parezca afectarles.

Exuvia pupal
Hasta que un buen día lo que se encuentra en la planta es la exuvia de la pupa y no lejos de allí la mariquita recién emergida, aún con sus cutículas blandas y con las manchas de los élitros aún por aparecer.
Imago recién emergida de la envuelta pupal.
Poco a poco va extendiendo las alas y empiezan a distinguirse los característicos siete puntos.

Cuando las membranosas alas posteriores estén secas podrán plegarse para guardarlas bajo las endurecidas alas anteriores o élitros, que se cierran como una caja. Llegado el caso de que las hormigas defensoras de los pulgones las ataquen, las mariquitas se agarran con fuerza a la planta, metiendo las patas y antenas bien encajadas debajo de su cuerpo no dejando resquicio a las mandíbulas de las hormigas.
Y por fin, las mariquitas adultas, imagos, vuelven a andar por la hiedra y, como no, siguen con su dieta de pulgones, e iniciarán un nuevo ciclo biológico aquí o volando a nuevas plantas en su particular lucha biológica contra las plagas de pulgones.

Momento en que una mariquita adulta se está alimentando de pulgones.
Por cierto, quince días después de hacer estas fotos apenas queda algún pulgón en la hiedra,,, ¡ni mariquitas! Pero seguro que en otro rincón del jardín hay un nuevo episodio de las maravillas de la vida, para quien sepa mirar.

Isla Terceira, Azores y sus herpetos introducidos.

$
0
0

En las páginas de este blog pocas veces he salido de la Sierra de Guadarrama o de mi propio jardín, pero hay ocasiones que lo merecen y esta vez el motivo es mi reciente y corto viaje a la Isla Terceira en las Azores.

Como isla volcánica, alejada de la costa y posiblemente alejada de alguna corriente que le haya podido traer náufragos naturales en masas de troncos y ramas, que es una de las formas de colonización para pequeños animales terrestres, Terceira y el resto de las Azores no poseen ningún anfibio o reptil autóctono. Ahora mismo, que yo sepa y haya comprobado, en Terceira solo hay una especie de anfibio introducido, la rana común,Pelophylax perezi, y un reptil, la lagartija de Madeira, Teira dugesii. 


Lagartija polizón e invasora.
Parece ser que la lagartija de Madeira llegó a Terceira el siglo pasado a bordo de los barcos de intercambio comercial con otras islas y así ha llegado también al Portugal peninsular y a Las Palmas de Gran Canaria. Tal y como he visto, ocupa casi cualquier hábitat rocoso, tanto alejado de las áreas urbanas como en zonas humanizadas, con una especial preferencia por las grandes rocas cercanas a la orilla del mar y por los muros de separación de fincas. Creo que en Canarias puede ser un peligro para las especies de lagartos autóctonos del género Gallotia.
Típico ejemplar macho.

Diseño y coloración
He observado que los machos son de coloración muy variable, en fondo muy ocuro, casi completamente negro con pequeñas manchitas que van desde el castaño dorado hasta el azul, pasando por el verde, muy brillantes. Al parecer, según la bibliografía, el color del vientre puede ser muy intenso, amarillo o anaranjado, pero no he podido comprobarlo debido a mi habitual costumbre de no manipular los animales que me gusta observar. También dice la literatura que los cambios de color pueden suceder muy rápido en momentos de estrés. Las hembras me recuerdan más a Podarcis e Iberolacerta, con bandas oscuras laterales y color predominantemente castaño, aunque las he visto más grises, igual que los ejemplares jóvenes, creo que siempre de diseño parecido a las hembras, sin haber diferenciado a que sexo pertenecían.. 
Hembra adulta sin apenas punteado en los laterales.
Comportamiento
Veo que hay poca información sobre el comportamiento y por eso me voy a atrever a describir mis propias observaciones, aunque no puedo estar seguro de si será igual en otros lugares de su distribución geográfica o en otras épocas del año, ya que solo puedo dar datos de una semana del mes de julio en la que, evidentemente, en viaje familiar, solo pude dedicarles algunas horas.
Robusta cabeza de un ejemplar macho muy grande.
He leído que en Lisboa son poco asustadizas, no puedo decir lo mismo de Terceira, creo que ha sido una de las lagartijas más complicadas de fotografiar. Para empezar, apenas me dejaban acercarme y cuando huían no hacían como otras lagartijas, que al rato vuelven a aparecer en el mismo lugar, su favorito, para seguir tomando el sol, sino que reaparecían varias rocas más allá y sin dejar de mirarme prestas de nuevo a la huida. Eran sensibles al ruido del obturador de la cámara, que les hacía sobresaltarse como nunca he visto. Y no solo eso, al intentar fotografiarlas con objetivo macro (de 100 mm) y flash, el pequeño destello de medición que emite el TTL las asustaba irremediablemente y solo conseguía sacar una foto movida en plena huida. En consecuencia, casi todas estas fotos están realizadas con un objetivo zoom 100-400 mm y en no pocas ocasiones al máximo de su extensión. Para ponerlas aquí, además, las he recortado.
Ejemplar joven, mucho más grácil y de típica coloración de fondo gris.
Lo primero que me llamó la atención cuando las vi por primera vez fue su manera de moverse entre las rocas, algo diferente a las lagartijas de roca y de suelo peninsulares. Yo diría que utilizan más la cola como soporte y ayuda en sus movimientos entre las piedras que otras lagartijas que simplemente "la llevan detrás"
Macho donde se adivinan los tonos verdes y azulados.
En los muros de roca volcánica con remates de cemento en su cima, la mayoría de los grandes machos los encontraba en huecos situados a ras de suelo, donde supongo que encontrarán más alimento cerca de la vegetación. Los jóvenes, por el contrario los veía la mayor parte de las veces arriba del todo, en la zona de remate de cemento. Eso no quiere decir que unos y otros no puedan aparecer y desaparecer casi por cualquier lugar y resquicio, sobre todo cuando se asustan. Jovenes y hembras podía verlos juntos y con un macho entre ellos, pero machos juntos no vi nunca, deben ser bastante territoriales.
Otro ejemplar joven.
El comportamiento de curiosidad típico de Podarcis, por ejemplo, mirando al observador o a una mano moviéndose lentamente por la pared de piedra, sólo lo he visto en un par de ejemplares macho, algo menos asustadizos.
Hembra bastante gruesa, posiblemente con huevos.

Alimentación y reproducción
Como muchas otras lagartijas insulares son omnívoras con mucho componente vegetal en su dieta, alimentándose tanto de insectos como de plantas (hojas, flores y frutos). En Madeira se consideran serios enemigos en los cultivos de viñas. Por otra parte en el Terceira los insectos son francamente escasos y creo que no justificarían la abundancia de lagartijas que hay. Sólo en una ocasión las puede ver comer, ejemplares jóvenes, varios juntos. Cazaban unas minúsculas hormigas, para lo cual ladeaban la cabeza para cogerlas con los laterales de las mandíbulas.  
No sé si se trata de un macho joven o de una hembra muy coloreada.
En esta época del año había hembras evidentemente grávidas, por lo que deben realizar puestas en este mes, julio, al menos. Dice la bibliografía que hacen una o dos puestas entre mayo y agosto.
Macho con puntos predominantemente verdosos.
Taxonomía
Pueden encontrarse referencias que denominan a la especie dentro del género Lacerta o Podarcis, pero parece que lo más reciente es incluirlas en el género Teira. Realmente las escamas de la zona temporal y timpánica son muy diferentes a las de las especies de esos géneros.
Hembra gruesa y con los laterales muy punteados de color claro.
Se aceptan tres subespecies, las de Terceria corresponden a la subespecie nominal Teira dugesii dugesii (Milne-Edwards, 1829).
Pido disculpas por la calidad de la foto, pero no podía dejar de ponerla por ser el caso más extremo de macho con coloración azulada que pude encontrar. Fue el primer día y pensaba que volvería a ver más ejemplares así, por lo que no insistí. Si llego a saber que no vería más iguales, me quedo más tiempo para hacerle más fotos. Era espectacular.
Hábitat
A continuación pongo tres fotografías del típico hábitat donde encontré las lagartijas, las grandes rocas de lava volcánica en la orilla del mar y los muros del mismo material que separan las fincas que cuadriculan el paisaje rural:



Y no me olvido de la rana común. 
El "Lagoa do Negro", en uno de los lugares más turísticos de la isla, entre la "Gruta do Natal" y los "Mistérios Negros", es una gran charca en cuyas orillas se encuentran miles de ranas, Pelophylax perezi, también introducidas. Otras pequeñas masas de agua, encharcamientos y arroyos por donde pasé, no las pude ver ni escuchar, pero no dudo de que las habrá, dada su capacidad de adaptación y expansión.


Puede obtenerse más información de la lagartija de Madeira en el artículo de Alfredo Salvador en su página Vertebrados Ibéricos.
http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/identificacion/teidugid.html 

¡Por allí resopla! Cetáceos en Azores

$
0
0
La frase que da título a esta entrada nos transporta, especialmente a los que ya tenemos una edad, no solo a la novela y película Moby–Dick, sino a un sinfín de historias, aventuras y juegos que marcaron nuestra infancia. Y es curioso que aunque la gigantesca ballena blanca, cachalote en realidad, fuese en la novela un animal maligno, no lo era menos el obsesivo capitán Ahab, con lo que era más fácil identificarse con el cetáceo que con su cazador.
Así, está cantado que ver un cachalote, una vez en la vida, sea una de las ilusiones infantiles de casi cualquier amante de la naturaleza, al menos en mi caso, así era. Y dado que no he tenido otro medio a mi alcance para hacerlo por libre, no tuvimos más remedio que embarcamos con una empresa que se dedica a ello, con la ilusión de poder observar cetáceos varios y, con suerte, incluso cachalotes, que son abundantes en las Azores.
Sí, sigo hablando de mis cortas vacaciones en Terceira. Antes de nada, debo decir que la empresa con la que hice la excursión marítima, Oceanemotion, trabajó de maravilla. Aparte de sus explicaciones y esfuerzos por que viésemos el mayor número posible de animales, seguían un estricto código ético: no acercarse a más de 150 metros y nunca por delante de ellos para no cortarles la huída, a no ser que fuesen ellos los que se acercasen (algo que los delfines sí suelen hacer). Eso nos dio mucha tranquilidad respecto al impacto que este tipo de actividades puedan tener y, al menos por el momento, creo que el impacto es bajo. 
Además, superaron con creces el tiempo que teníamos contratado. En cualquier caso, que las gentes de Terceira se ganen así la vida y no, como hace años, cazando ballenas, es un buen motivo para ver estas actividades con satisfacción, incluso por los que no somos muy partidarios de los viajes organizados.
El primer grupo de cetáceos que pudimos ver fueron los calderones de aleta cortaGlobicephala macrorhynchus. Disfrutamos un buen rato de sus evoluciones, aunque apenas si pudimos ver algo más que sus aletas dorsales y algo de la parte superior de su globosa cabeza, de ahí su nombre, por cierto: Cabeza grande morro grande, por si fuera poco. Estaban tranquilos, no parecían verse afectados por los tres barcos que había en su entorno, incluso se acercaban a uno y otro en algunos momentos.
Era un grupo numeroso y entre las fotos que pude hacer, unas mejores y otras peores, he podido distinguir estos individuos diferentes, que se pueden reconocer por las marcas de su aleta dorsal. 
Después de un buen rato nos alejamos y no tardamos mucho en encontrar otra especie, el llamado calderón gris, Grampus griseus. Es un cetáceo de tamaño relativamente reducido, más parecido a un delfín que a los grandes calderones, pero también tiene la cabeza globosa como éstos.
Los ejemplares jóvenes son de color oscuro, pero a medida que crecen van teniendo líneas y manchas claras que van cubriendo su cuerpo, Se ha especulado con la posibilidad de que sean cicatrices donde no vuelve a desarrollarse la melanina, pero se han visto recién nacidos con las mismas marcas. Simplemente, debe ser que la producción de melanina disminuye en los ejemplares adultos hasta desaparecer. De algo parecido traté en una entrada sobre cebrascitando el caso de los caballos blancos, particularmente los de raza española, que nacen negros y se van aclarando al crecer y madurar. 

Estos animales nos entretuvieron también un buen rato, pasando por delante de nosotros muy confiados, incluso las madres con sus crías, y hasta tumbados panza arriba, nadando del revés. Pero no tuvimos suerte y no nos regalaron con algún salto para poder apreciar su curiosa y desconocida belleza. Igualmente, en la siguiente composición de fotos incluyo la relación de ejemplares que se pueden reconocer por las marcas de sus aletas dorsales.

¡Por allí resoplan!
¡Por fin pudimos ver cachalotes! 
Como en las mejores películas de balleneros, su chorro de agua pulverizada se vio en la distancia en ángulo oblicuo, facilitando su identificación. Al acercarnos, el lomo con su aleta apenas insinuada, no dejó lugar a dudas. Nos advirtió la guía al acercarnos: “si asoman la cola es que se van a sumergir y lo pueden hacer a miles de metros y por mucho tiempo, así que les vamos a perderemos de vista". Cachalote, Physeter macroceohalus.

Dicho y hecho, un par de fotos del movimiento similar al que los buceadores llamamos “golpe de riñón” y para el fondo. A falta de dorsal, las muescas de la cola son las que permiten a los científicos que los estudian reconocerlos individualmente. Por eso incluyo las dos fotos aunque parezcan algo repetitivas, para que se vean bien.
También vimos delfines mulares, Tursiops truncatus o, como dicen los anglosajones, de nariz de botella, aunque esa denominación se da también a otra especie y puede llevar a confusión. De lejos los vimos saltar, pero tras acercarnos, tampoco tuvimos suerte. Eso sí, se dedicaron a pasar por debajo del barco dejándose ver, aunque no fotografiar. La visión más cercana fue a contraluz y muy mala para hacerles fotos. 

Ya íbamos de vuelta, se nos había pasado la hora, pero el barco dio la vuelta, en la lejanía se distinguía apenas unos bultos oscuros y un chorro de vapor. Se trataba de zifios (familia Ziphiidae), aunque nos advirtieron que eran animales muy asustadizos. En efecto, aunque se paró el barco para acercarnos muy lentamente, se asustaron antes de poder distinguir la especie. La foto, a gran distancia y un buen recorte, es meramente testimonial.

En varias ocasiones el barco pasó cerca de tortugas que tomaban el sol flotando, pero como la prioridad (y el contrato) era la visión de cetáceos, pasamos de largo. Sin embargo, a la vuelta y una vez la misión cumplida, nos acercamos a una de ellas y pude fotografiarla. Se trataba de tortuga boba, Caretta caretta. 

Para que los cetáceos puedan vivir en esta zona del Atlántico, tienen que tener alimento y pudimos también comprobar que así era en nuestros paseos por el puerto de Angra do Heroísmo, la capital de Terceira. Durante todo el día, pero especialmente por la noche, el puerto estaba repleto de personas pescando calamares con caña y las capturas eran numerosas y continuas. Los calamares son la principal fuente de alimento de estos cetáceos, especialmente de los cachalotes y calderones.

Y no está de más añadir que la mayoría de los restaurantes de Terceira los preparan de maravilla, como el resto de comidas, auténticas y tradicionales, no como algunos lugares turísticos en España, que han sucumbido a lo que llaman comida internacional, es decir pizza, hamburguesas y poco más.

Aves de Terceira, Azores, y sus endemismos.

$
0
0
Como islas volcánicas que nunca han estado comunicadas con el continente y están muy alejadas de él, ya vimos que las Azores no tienen ni anfibios ni reptiles autóctonos. Igualmente los únicos mamíferos que han llegado por sí mismos a las islas son los murciélagos, que lo han podido hacer volando.
De la misma manera las aves pueden llegar a las islas, establecerse en ellas e incluso evolucionar hasta ser subespecies diferentes a las continentales. Otro asunto son las especies migradoras que al no estar aisladas no están afectadas por la deriva genética de las pequeñas poblaciones.
Las aves marinas utilizan las islas para descansar en sus viajes y algunas también para reproducirse, en algunos casos después de haber estado todo el resto del año en el mar abierto.

Ese es el caso de la pardela cenicienta Calonectris diomedea borealis, que es la subespecie atlántica, diferente a la del Mediterráneo. Pude observarla desde el barco que nos llevó a ver cetáceos, de otra manera hubiese sido imposible conseguir las siguientes fotos.
Pardela cenicienta, Calonectris diomedea borealis 
Más homogénea en sus poblaciones es la gaviota patiamarilla,Larus michahellis, aunque a algunos aún nos cuesta no decir argéntea. El grupo de la siguiente foto estaba en una laguna artificial de agua dulce y era evidente que estaban aprovechando el baño para limpiarse el plumaje.
Gaviota patiamarilla, Larus michahellis
En la costa el ave acuática que más veces vimos fue el charrán común, Sterna hirundo, que pescaba incansablemente pequeños peces cerca de la orilla.
       
Charrán común, Sterna hirundo 
Pasando ya a las aves terrestres, en Azores hay una subespecie propia de paloma torcaz, Columba palumbus azorica y en Terceira la pudimos observar en varios sitios, casi siempre en zonas forestales.
Paloma torcaz de azores, Columba palumbus azorica
Pero la que estaba en todas partes, desde los puertos y pueblos hasta en los acantilados, era la paloma bravía o doméstica, Columba livia, que ha sido introducida y es una verdadera invasora. El diseño más abundante es el que aparece en la foto siguiente y no el característico de las poblaciones silvestres del continente, con dos bandas alares. Pero las hay de todos los colores y diseños, como corresponde a su origen doméstico.
Paloma bravía, Columba livia
Otra subespecie endémica que pudimos ver fue la lavandera cascadeña, Motacilla cinerea patriciae. 
 Lavandera cascadeña, Motacilla cinerea patriciae
Un endemismo más, el abundante mirlo común, Turdus merula azorensis.
Mirlo de Azores, Turdus merula azorensis 
Algunas aves de las Azores están emparentadas con las de Canarias y el canario, Serinus canaria es una buena muestra de ello. Es una delicia observar a estas aves, que en mis viajes a Canarias no he conseguido ver, volando libres. No son muy diferentes en comportamiento a los verdecillos y verderones que hay en mi jardín, pero tienen ese plus de ser una especie que no tenemos en la Península. Lamentablemente son muy asustadizos y no he podido hacerles una foto a gusto en el poco tiempo disponible en el viaje.  
 Canario, Serinus canaria
Por el contrario, los pinzones son bastante "sinvergüenzas" y además de estar en todas partes, no dudan en acercarse a la gente en las zonas turísticas, donde consiguen con su belleza y simpatía alguna que otra golosina en forma de migas de pan o frutos secos. También son endémicos y se diferencian bien de los ibéricos. Su nombre: Fringilla coelebs moreletti.
 Pinzón de Azores, Fringilla coelebs moreletti
La última especie silvestre que pude fotografiar fue el estornino pinto, que también tiene su propia variedad, Sturnus vulgaris granti, en las islas. Parece que es de menor tamaño que la subespecie nominal, propia del sur de Europa. Solo conseguí hacer foto de unos juveniles menos desconfiados que se habían bañado en un arroyo y estaban tomando el sol en un murete de lava volcánica. 
Jóvenes volantones de estornino pinto, Sturnus vulgaris granti. 
Tuvimos una visión fugaz del ratonero de las Azores,Buteo buteo rothschildi, muy alto y que enseguida se metió tras los árboles y no me dio tiempo ni a sacar la cámara de la bolsa. Una pena, es un ave casi mítica, los descubridores de las islas las llamaron Azores por confundir su nombre con el de los Accipiter gentilis. También vimos fochas y ánades reales, pero a tanta distancia que no conseguí ninguna foto decente. Y, como no, gorriones, otra especie introducida que se encuentra por todas partes.

No me puedo resistir a poner fotos de estos Gallus gallus domesticus de raza portuguesa, aunque sean domésticos. Gallos, gallinas y pollos tienen un diseño que me parece de una belleza propia de animal salvaje.
Gallo, gallina y pollitos de raza portuguesa, Gallus gallus domesticus 
Y como curiosidad, también domésticas, las pintadas, que alguna vez he visto silvestres en África, y que me resultan muy graciosas y vivarachas. Numidia meleagris.
Pintada, Numidia meleagris  

Aves de las Salinas de Santa Pola

$
0
0
El repaso a las aves de las Azores de mi anterior entrada me ha animado a agrupar otras fotos de aves acuáticas que tenía dispersas de varias visitas a las Salinas de Santa Pola, más concretamente a la zona más cercana a la Playa del Pinet, en La Marina.
La verdad es que viendo la lástima que da el entorno de Guardamar y la desembocadura del río Segura, esa zona con sus dunas y las lagunas de las salinas, son un pequeño paraíso, incluso en pleno verano, cuando no hay aves migrantes e invernantes, pero sí algunas que se reproducen allí.
.
Además, es un gran acierto que la zona de salinas esté vallada y con cañizo para que las aves sean molestadas lo menos posible. Por una pasarela de madera se puede ir sobre la arena, sin pisar las dunas y con algunos observatorios desde los que se puede uno sentar, observar y fotografiar las aves con comodidad. Una buena excusa para “despistarse” mientras la familia prefiere tomar el sol en la playa. Mejor aún, he visto como han retirado las plantas de Carpobrotus edulis, esa invasora que se pudo de moda para ajardinar las zonas costeras y que resultó ser invasora y perjudicial para el ecosistema

Aparte de cigüeñuelas y avocetas soy bastante poco capaz de diferenciar las numerosas especies de limícolas que existen y por eso he ido subiendo las fotos a Bodiversidad Virtual(gracias compañeros) para que me las identifiquen. Oro tanto me ocurre con los parientes de los charranes. Así, al verlas todas juntas ya identificadas, me ha sorprendido la diversidad que he ido fotografiando a lo largo de mis ya habituales visitas y, sobre todo, que cada año veo especies diferentes.

Todas las especies se han visto en pleno verano, no me extiendo más, a continuación, en cada pie de foto indico la especie correspondiente y algún detalle de cuando las hice y algún vídeo.

La especie que más llama la atención en las salinas incluso para los no especialmente interesados en las aves son, sin duda, los flamencos, Phoenicopterus ruber.

 Canastera, Glareola pratincola

Aguja colinegra. Limosa limosa.

Andarríos grande, Tringa ochropus.
Correlimos zarapitín, Calidris ferruginea.


Cigüeñuela, Himantopus himantopus.

Avoceta, Recurvirostra avosetta.

Grupo de sesteantes avocetas.

Grupo de charranes patinegros, Sterna sandvicensis, a la derecha, en primer plano, una gaviota que no he podido identificar. Tiene una anilla de PVC en la pata derecha que aparentemente tiene las letras P3V leídas de abajo a arriba

Grupo de charranes comunes, Sterna hirundo.

Colonia de cría de charranes comunes, Sterna hirundo.



Bonito grupo de enceladas gaviotas picofinas con sus tonos rosados y, a su lado, una pagaza piquirroja, Hydroprogne caspia.

Gaviota cabecinegra, Larus melanocephalus.

Gaviotas cabecinegras, Larus melanocephalus, en un huerto cercano recién segado, a unos pocos kilómetros hacia el interior.

Gaviotas patiamarillas, Larus michahellis, casi todas jóvenes, que acompañaban a las cabecinegras de la foto anterior.

Gaviota de Audouin, Larus audouinii.

Gaviota de Audouin, Larus audouinii.

Gaviota picofina, Chroicocephalus genei.

Garceta común, Egretta garzetta.

Garcetas comunes, Egretta garzetta, pescando sin parar.





El hotel de insectos de mi jardín.

$
0
0

En los últimos años estamos asistiendo a un curioso auge de los llamados “Hoteles de Insectos” instalados en parques, jardines y centros de educación ambiental. Creo que parte de ese éxito es más debido al agradable diseño tipo casa de muñecas que tienen muchos de ellos, más que a la verdadera preocupación por proporcionar refugio a los bichos, pero por  una u otra razón ¡bienvenidos sean! No hay más que poner “hotel de insectos” en Google para ver verdaderas preciosidades que se pueden poner en el jardín, incluso algunas ya se venden en comercios de jardinería y mascotas.
En Pozuelo de Alarcón, Madrid, por ejemplo, hay uno que se postula como record Guinnes al hotel de insectos más grande del mundo. Aparte de modas y llamadas de atención, no hay que dudar de que se trata de un fenómeno de educación ambiental y conservación de primer orden y las actividades del Aula de Educación Ambiental de Pozuelo son una buena muestra de ello.

Hotel de insectos de mi jardín, hecho con maderas recicladas y tejas de derribo.

Desde luego, construir un refugio para insectos y otros bichos en un jardín es un sencillo trabajo de bricolaje y puede adaptarse a los gustos de cada cual con unas sencillas premisas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que los insectos más beneficiados van a ser abejas y avispas, si bien la mayoría de ellas sin aguijón o que difícilmente nos picarán, si se teme a esos himenópteros, más vale dejarlo.

En casa hace ya casi tres años que puse un pequeña instalación, aunque he tenido algunas satisfacciones por los animales que han acudido, tengo que reconocer que es un ejercicio de paciencia, como suele ocurrir con todo lo relacionado con la observación de la naturaleza y, más aún, cuando queremos que un poco de vida silvestre se instale en nuestra casa y jardín.

Troncos con taladros de diferentes grosores, algunos ocupados y tapados ya por las abejas.

Troncos cortados con taladros de distintos diámetros, ladrillos, pajitas, piñas, troncos putrefactos, cortezas y montones de materiales naturales pueden instalarse en las estanterías que componen estas casas para insectos. Algunos serán utilizados y otros no. Unos valdrán de refugio momentáneo y otros como residencia de cría, territorio de caza o simplemente posadero.
Y no solo serán insectos, salamanquesas y lagartijas acertarán a pasar por allí e incluso, si son lo bastante grandes, hasta murciélagos y pajarillos. En mi jardín fueron Podarcis guadarramae y Tarentola mauritanica las que no dejaron de acudir. La salamanquesa se instaló detrás del hotel, entre este y el muro donde está colgado y muchos días la veía asomarse a tomar el sol y esconderse rápidamente cuando me acercaba.

Abeja Osmia cornuta en el momento de entrar en el tronco taladrado.

Los primeros insectos en llegar a mi hotel fueron las abejas Osmia cornuta, viejas conocidas en casa, que ya habían criado, sin yo proponérmelo, en los canales de un metacrilato y en los orificios y surcos de unas sillas de la terraza. Bien pronto pude observar las idas y venidas de estas laboriosas abejas y deducir, como había visto gracias a la transparencia del metacrilato, que estaban acarreando barro para crear las celdillas y polen para rellenarlas antes de poner el huevo y sellarlas definitivamente.

El mismo agujero de la foto anterior ya taponado. En su interior se alimentarán las larvas del polen almacenado por su madre. Y dormirán en estado de pupa hasta la primavera siguiente. 

Pero tras Osmia cornuta también llegaron las avispas parásitas, preciosas Leucospis dorsigera, que yo no había conocido hasta entonces. Me temía lo que estaban intentando al andar y revolotear alrededor de los orificios ya sellados. La identificación de Ana Cobo, experta de Biodiversidad Virtual, me lo terminó de confirmar. Cuando pude observar como extendía el largo ovopositor y con él tanteaba la madera por los bordes de la tapa de barro puesta en el agujero me convencí de que estaba parasitando los nidos de Osmia. A la siguiente primavera, es de suponer que la nueva avispa criada en el interior del tronco a costa de la larva de Osmia voló libre, ya que el tapón de barro apareció perforado, pero no con el diámetro necesario para salir la Osmia, sino más pequeño, solo adecuado para la Leucospis.

Avispa parásita Leucospis dorsigera, en la segunda foto la punta de la flecha señala en extremo del ovopositor con el que está tanteando la madera para introducir su huevo en el interior del nido de Osmia.

Algunas otras avispillas de menor tamaño entraron y salieron de los orificios más pequeños de los troncos, pero no conseguí hacerles fotos de tan inquietas que eran. Algunos de esos agujeros están ahora obstruidos aparentemente por serrín o palitos, pero tampoco he podido identificar a los autores de ese trabajo, si son o no las mismas avispas que alguna vez vi entrar en ellos.


Como me quedaba con la intriga de qué es lo que pasaba allí, dentro de los nidos, y las fotos del metacrilato que hace años puse en el blog (ver este enlace) no tienen demasiada calidad, en 2017 se me ocurrió fabricarme un sistema con el que, mediante un cristal, pudiese cotillear lo más íntimo de esos nidos. 

Nuevamente Osmia fue la primera especie en intentar la colonización, incluso hubo alguna que pasó en su interior muchos días, pero nunca llegaron a hacer el nido que yo conocía, se fueron y no volvieron más. Bueno sí, a los troncos de antes que aún tenían huecos vacíos. Creo que el problema para estas gorditas abejas es que los canales son demasiado estrechos y prácticamente no pueden darse la vuelta allí dentro. En los nidos del metacrilato sí lo podían hacer con comodidad.
Una de las dos Osmia cornuta que pasaron un tiempo en los canales de madera sin decidirse a anidar.

Canales en la madera cubiertos por el cristal. Se puede apreciar en algunos de ellos los intentos de nidificación de las avispas Ancistrocerus longispinosus. 

Hotel en primavera con el suplemento de habitaciones en el lateral izquierdo y las ramas de hiedra y Crecis invadiendo el lado derecho.
A la que sí pareció convencerles fue a las esbeltas avispas alfareras, Ancistrocerus longispinosus, que en primavera metieron barro y creo que hicieron algún nido, aunque no estoy seguro porque me quedé con las ganas de verlas introducir las orugas y larvas que usan para alimentar a sus larvas y además me parecen demasiado pequeños.

Avispa alfarera, Ancistrocerus longispinosus, rellenando de barro el canal bajo el cristal.
Ahora en invierno, hay un par de ejemplares adultos que están invernando y, cuando retiro la lámina de plástico para ver el interior de los canales las veo, molestas por la irrupción de la luz, haciendo pequeños movimientos incluso a temperaturas cercanas a los 0ºC.

Avispa alfarera, Ancistrocerus longispinosus, pasando el invierno en el interior de uno de los canales. Ninguna de las dos que se han alojado en el hotel coincide en su habitación con los otros "nidos" que formaron en primavera.
Si bien las abejas y avispas que he mostrado son las que con seguridad han habitado y criado en el hotel, como decía al principio, hay otros animales que pasaron por allí con mayor o menor fortuna. Imposible saber, por ejemplo, los que han podido refugiarse o criar, si es que lo han hecho, entre la mezcolanza de palitos, tierra, cortezas, hojas y troncos putrefactos que hay en los pisos inferiores, Sí he visto alguna que otra mosca y durante un tiempo una araña tejió su tela justo delante, aunque nunca vi ninguna presa en ella. Lamentablemente desapareció antes de que pudiese fotografiarla e identificarla, 
Una tijereta pasó unos días en uno de los canales, sin llegar a instalarse, supongo que por falta de alimento, pero estoy casi seguro de que sí lo hizo en esos pisos de abajo, pues se dan sus requerimientos de acumulación de materia orgánica.

Tijereta, Forficula auricularia, inspeccionando uno de los canales en la madera... ¡Demasiado limpio para su gusto!
En un par de ocasiones también he visto ejemplares de las curiosas moscas serpiente, del orden Raphidioptera, que no he podido identificar a nivel de especie. Son insectos primitivos, emparentados con los neurópteros y no con los dípteros. Larvas y adultos son carnívoros y crían bajo las cortezas de los árboles No es de extrañar que se hayan acercado al hotel, aunque tampoco sé si han criado en él o estaban de paso. 
Curiosa mosca serpiente, orden Raphidioptera, con su peculiar tórax hacia delante, como un largo cuello y la cabeza parecida a la de un reptil. La fotografié en los ladrillos, que ha sido los elementos menos solicitados del hotel por los "entomoturistas".

En la próxima entrada mostraré habitantes de otros hoteles de insectos que he ido conociendo en mis viajes. Espero no tardar tanto en hacerla como me ha pasado con esta.














Otros refugios de insectos

$
0
0
Tras haber mostrado las observaciones y experiencias en el refugio de insectos de mi jardín bueno es echar un vistazo a lo que he podido ver en otras de estas instalaciones.
La primera de ellas, en la que también participé, es la del Jardín de Mariposas de Miraflores de la Sierra. Es una actividad que está en sus inicios, con poquísimo presupuesto y mano de obra totalmente voluntaria, con lo que no ha podido desarrollarse mucho a pesar de los esfuerzos de Teresa Ajenjo de Biodiversidad Virtual. El refugio se hizo aprovechando una estantería de nuestro amigo José Pascual, también de BV. Digo era porque primero un cierto vandalismo y después una tormenta lo desmontaron. Ya estamos preparando otro para esta próxima primavera. Espero que en estos próximos años vaya creciendo.
A pesar de todo y de instalarse con la estación bastante avanzada, la verdad es que los insectos lo utilizaron:
En esta primera foto se puede ver que las abejas Osmia han sellado uno de los orificos en los troncos, luego hubo alguno más.

Y en el hueco de uno de los ladrillos una avispa alfarera ha hecho su nido de barro. No sé la especie porque nunca la llegamos a ver.
En otro de los huecos fue una Mantis religiosa la que aprovechó el refugio para depositar la ooteca con sus huevecillos.

Entre la hojarasca, palitos y cortezas también criaron las tijeretas, las vimos salir cuando estábamos  reorganizando su interior. 
En la siguiente foto muestro la estructura del próximo montaje, hecho con maderas recicladas. Le faltan las baldas, la impermeabilización del tejado y, por supuesto, todos los elementos como troncos, cañas, ladrillos, etc. que pretendemos sean aportados por voluntarios, especialmente niños, para que así sean partícipes del proyecto.


Otros refugios, que me gustó mucho ver el verano pasado, fueron los situados en el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola. Son instalaciones robustas y muy bien protegidas, con un texto explicativo. Creo que es magnífico este tipo de instalaciones en lugares de acceso a visitantes no solo por los insectos en sí, sino por su labor educativa, aunque por experiencias propias sabemos que tienen sus riesgos.
Tiene variados tamaños de agujeros en troncos y cañas, que en ese entorno son muy abundantes.
Claramente lo han utilizado las abejas, que ya han sellado algunos orificios, También se aprecia que algunos agujeros han sido picados, no sé si por algún otro insecto, ave o incluso roedor en busca de larvas.
Y entre las cañas, bien escondido, había un gran saltamontes, no llego a más con la identificación porque no quise molestarlo y en la foto no creo que se pueda identificar.
Y aunque no tengo foto, también habitaban en el refugio un par de orondas salamanquesas, Tarentola mauritanica.

Otro de los refugios interesantes, bien instalado y grande está, en la Reserva Ornitológica de Azuqueca de Henares. Esta es su página de facebook.
Aquí una foto cedida por Mar Mayoral otra amiga de BV.


Neurópteros. Delicadas bellezas y unos infantes terribles.

$
0
0
Desde que era un crío me gusta especialmente este orden de insectos. En el entorno del piso de mis padres, a orillas del Manzanares, aún quedaba mucho campo cuando nos fuimos a vivir allí y entre otros "bichos" no era raro que entrase en casa alguna que otra crisopa. Las crisopas, que son neurópteros, me parecían fascinantes, con ese color verde intenso, sus ojos dorados y las grandes alas de encaje. Entonces, con apenas 6 ó 7 años, las llamaba "mosquitos verdes"  De una manera curiosa, se quedaron en mi memoria para siempre: Una noche, antes de acostarme, me encontré una crisopa tranquilamente posada  haciendo su puesta en mi cepillo de dientes. Nunca se me olvidará la fila de huevecillos en el extremo de finas sedas... ni el asco que le dio a toda la familia... ja, ja, ja. Es el tipo de cosas que encantan a los niños.
Crisopa sp. Es complicado llegar al nivel de especie con una fotografía.
Más adelante fui aprendiendo más cosas de ellas, como que eran grandes depredadoras de pulgones y, por lo tanto, aliados de los agricultores y jardineros.
Personalmente los neurópteros que nos resultan más conocidos en la Península Ibérica me recuerdan mucho a los odonatos, otros de mis favoritos. Entre los diversos grupos hay unos que se asemejan extraordinariamente a las libélulas y otros que se parecen a los caballitos del diablo. Sin embargo, en absoluto están emparentados el orden Neuroptera con el Odonata. Es como si fuese un orden de insectos empeñado en mostrar evolución convergente con otros grupos que nada tienen que ver con ellos. Más adelante hablaré de otra familia aún más sorprendente.
Los odonatos no tienen metamorfosis completa, como ocurre con los saltamontes y cucarachas, por ejemplo, aunque nos despiste el paso de su vida acuática a vida terrestre, no pasan por una fase de pupa. Sin embargo, los neurópteros sí que sufren esa metamorfosis, como las mariposas y los escarabajos, de los cuales, a pesar de sus extremas diferencias, son grupo hermano.
Libelloides hispanicus. Sus semejanza es tal que su autor, Schäffer, al describir el género en 1763, no pudo menos que llamarlo así: Libelloides, que quiere decir "parecido a la libelula".

Pero también sus largas antenas son un elemento diferenciador y, por supuesto, no tienen la capacidad del magnífico vuelo de las libélulas.
No tengo ninguna buena foto de una especie del género Myrmeleon, pero esta especie, Macronemurus appendiculatus (gracias Jan Tomàs por la identificación), que es de la misma familia, es suficiente para mostrar su parecido con los caballitos del diablo. Como en el género anterior, sus largas antenas los delatan como neurópteros.

Hay algún grupo de neurópteros que tienen larvas acuáticas, pero son los menos, en general sus larvas son terrestres, aunque también sean terribles depredadores. Se caracterizan por tener muy desarrolladas las mandíbulas, que utilizan para atrapar a sus presas, luego se valen de un pico, que clavan en el cuerpo de la víctima, inyectándole jugos gástricos, para succionar su contenido semidigerido a continuación.

Nemoptera bipennis alimentándose de néctar, olvidado su carnívoro pasado.

Sin duda la especie más bonita de nuestra fauna es Nemoptera bipennis, cuyo nombre específico hace referencia a las alas posteriores alargadas y curvadas parecidas a plumas. Con su vuelo pausado llaman poderosamente la atención en los cortos periodos de tiempo primaveral en que pueden encontrarse, entre prados soleados y claros de bosque. Pero hay veces que al posarse entre la vegetación cerca del suelo parecen desaparecer, pues cuesta verlas por su coloración diruptiva. Sus larvas, según se descubrió recientemente, viven en el interior de hormigueros alimentándose de las larvas de sus hospedadoras. Sus huevos tienen cáscara dura y parecen semillas por lo que las hormigas las confunden y las llevan a sus despensas. Parece ser que incluso tienen algo en su cubierta que es como una golosina para las hormigas. Igual ocurre con algunas semillas, que poseen una parte llamada eleosoma o cuerpo graso, que es lo que interesa a las hormigas, siendo el resto de la semilla abandonada ya preparada para germinar. Una vez en el hormiguero nace la larva de Nemoptera y allí parece que adquieren el olor de la colonia y no son atacadas, aunque estén causando estragos en sus cámaras de cría.
Larva dehormiga león que suele pasar su vida enterrada en el fondo de conos de arena donde atrapa a sus presas favoritas: las hormigas.
Como decía anteriormente las larvas de neurópteros son depredadoras y de ellas se puede decir cualquier cosa menos que sean guapas. Ya he descrito la infancia de las Nemoptera, pero las de las Myrmeleon y otras hormigas león no se quedan atrás. Ellas se construyen una especie de cráter cónico en terreno arenoso y se las apañan para quitar todas las piedrecitas más gruesas, dejando sólo la más fina arena, prácticamente un polvillo al que resulta imposible agarrarse para salir de allí. En el fondo de ese cono, enterrada, espera pacientemente nuestra protagonista, vigila, pero no con los ojillos minúsculos que tiene, sino con toda una serie de pelos sensitivos que cubren su dorso y le avisan de cualquier vibración.
Trampas de un grupo de hormigas león, situadas en las cercanías de un hormiguero de Camponotus en un terreno arenoso, al borde de un camino.
Pero además, las larvas no hacen sus trampas en solitario, tienen tendencia a agruparse por lo que las infelices hormigas que pasen por allí tienen muchas probabilidades de caer en una o en otra, máxime cuando se sitúan, para más inri, en las cercanías de algún hormiguero. Por cierto, debido a su hábito de cazar hormigas, a estos neurópteros es por lo que se les llama hormigas león.
Según mis observaciones en el "campo de trampas" que aparece en la foto anterior, cuando las hormigas león han terminado de sacar a las hormigas todo el jugo que pueden, las dejan abandonadas y a veces se encuentran en el borde superior del cráter. Quizás las empujan a la superficie como deshechos que son o como si fuesen granos gruesos de arena que pueden servir para que otras se agarren y se puedan escapar. Curiosamente, las hormigas Camponotus, que son carnívoras, recogen los cadáveres y los llevan a su hormiguero, corriendo serio peligro de caer ellas también.
Hormiga Camponotus atrapada por una larva de hormiga león. ¿Eres capaz de ver su cabeza entre los granos de arena? 
Aquí señalo donde está.
Pero volvamos al momento de la caza. Habíamos dejado a la larva en el fondo de su trampa y a una infeliz hormiga cayendo en ella, los pelillos le transmiten la señal de alarma: ha llegado el momento de actuar. La hormiga se debate intentado subir por las resbaladizas paredes del cráter, a veces hasta lo consiguen, pero rápidamente la hormiga león empieza a echarle encima montones de arena para hacerle caer. Cuando la hormiga llega al fondo está sentenciada, las mandíbulas, como se ve en la foto, hacen presa en ella y entonces empieza a sacudirla para inmovilizarla y enterrarla. Así, lejos de miradas indiscretas como la mía, calma su hambre.

En el siguiente vídeo se puede observar una escena de caza.

En este otro las sacudidas que le da a la hormiga para ponerla fuera de combate
Y por último cuando ya la tiene casi enterrada.


Ni parecidas a libélulas ni a caballitos del diablo, hay otro llamativo grupo de neurópteros completamente diferente a los anteriores, se trata de la familia Mantispidae, que se parece a las mantis religiosas. Digo llamativo por su aspecto, porque es realmente difícil tener la suerte de encontrarlos y son de pequeño tamaño. Tienen todo el aspecto de una mantis, con sus patas anteriores adaptadas para capturar a sus presas e igualmente su tórax alargado y su cabeza bien diferenciada y las alas plegadas de la misma manera. Por si fuera poco, algunas especies tienen el abdomen anillado de color negro y amarillo, como las avispas. Lamentablemente nunca las he visto en vivo ni, naturalmente, podido fotografiar. Las larvas de la especie más frecuente, Mantispa styriaca son parásitas de arañas, parece que en especial de las grandes Lycosa, es decir, tarántulas, comiéndose las puestas y larvas... ya hace falta valor.
En este enlace se puede ver la carpeta de la especie en Biodiversidad Virtual:
Sorprendente ¿verdad?

Información complementaria:
Taxoficha para identificar las especies de Libelliodes ibéricos con sus mapas de distribición también en BV:
https://www.biodiversidadvirtual.org/taxofoto/sites/default/files/neu.14-1-2016.pdf

El hinojo y sus insectos (1). La mariposa Papilio machaon

$
0
0

En mi particular cruzada por fomentar la diversidad de los insectos y otros animales que acuden a mi jardín, el año pasado planté dos matas de hinojo, Foeniculum vulgare,en un rincón soleado. Fundamentalmente, todo hay que decirlo, porque sabiendo que es una de las plantas nutricias de la preciosa mariposa Papilio machaon, tenía la nada secreta intención de favorecer que esa especie llegase y criase en ellas... y que yo pudiese observar su ciclo vital. Igualmente, se puede disfrutar del aroma del hinojo, lo que unido a las otras aromáticas hace que la experiencia de pasear por el jardín sea más “multisensorial”, que está de moda.

Las plantas de hinojo en mi jardín.
El año pasado no lo conseguí. Fue un año muy raro para los insectos y lo achaco a eso. También puede que influyese que las plantas aún eran algo pequeñas. Los hinojos forman una gruesa roseta basal enterrada, que parece un bulbo, aunque no lo es hablando en propiedad, y aunque la parte aérea se seque a finales de verano o congele en invierno, ese falso bulbo crecerá durante el buen tiempo y hará que la planta sea más robusta al siguiente año. Esa especie de bulbos, por cierto, se venden en las fruterías, pero creo que al tener cortada la raíz no crecen si las plantamos, así que es mejor comprar plantas de maceta o intentarlo con semillas.
A pesar de todo, aun sin las mariposas criando, me consolé con que los ramilletes de pequeñas y amarillas flores fueran punto de alimentación y cortejo de otras numerosas especies de insectos y arañas.

Las flores de hinojo con diversas especies de insectos que se sienten atraídos por su aroma y néctar.
Por el contrario, otras dos plantitas que pusimos en el Jardín de Mariposas de Miraflores de la Sierra, se desarrollaron mucho más y sí que sirvieron para que allí criasen las papilios. Quizás llegasen más fácilmente allí las hembras ponedoras al estar aquello en un entorno más natural que mi jardín, que está entre urbanizaciones.
Pero este año sí que han venido y criado varias generaciones de bellas mariposas y en esta serie dedicada al hinojo empiezo con esa emblemática especie.

Adulto, o imago como dicen los entomólogos, de Papilio machaon.
Antes de seguir, debo advertir que Papilio machaon también cría sobre otras plantas, umbelíferas y rutáceas, como Ruta montana, entre otras, pero esa planta no la he encontrado aún en los viveros.
Varias veces, a principios de primavera, vi volar las mariposas alrededor de los hinojos del jardín, pero siempre estaba atareado con otras cuestiones y sin tener la cámara a mano. Y, como suele ocurrir, cuando salía con la cámara las mariposas no aparecían. De hecho, la foto anterior está hecha en otro lugar. No me han dado opción de retratarlas en casa.

En estas fotos, que me ha cedido amablemente Teresa Ajenjo (gracias), puede verse en el hinojo de Miraflores un huevo de Papilio y una larva que ha realizado su primera muda.
Después de mucho mirar y remirar no descubrí los huevos, cosa que sí hice en Miraflores. Sin embargo, al poco encontré las pequeñas orugas también en mi jardín.

Oruga al poco de eclosionar, en una foto a muy gran aumento.
La luz del flash le da un tono marrón, pero a simple vista parecen casi negras.
Las orugas de papilio nacen con una coloración y aspecto diferente a la que tienen cuando están más crecidas, empiezan siendo casi negras con una mancha más clara en el centro del cuerpo y teniendo pelillos dorsales y laterales en sus segmentos. Recuerdan, en cierto modo, a los excrementos de lagartijas y salamanquesas que quedan sobre las paredes, pero son demasiado pequeñas para confundirlas con los de pájaro. Lo primero que hacen nada más nacer es comerse la cáscara y restos del huevo. No mucho después mudan la piel por primera vez.


Al crecer pronto se aclaran y adquieren el bonito diseño de las orugas grandes. Parece que ese diseño y colorido tan llamativo debería hacerlas muy visibles, pero no es así, de alguna manera logran camuflarse entre el juego de luces, sombras, hojas divididas y tallos y, aun sabiendo que ahí están, hay días que no lograba verlas y al día siguiente las descubría delante de mis narices. 

Larva pequeña, ya con su coloración definitiva pero con los pelillos que desaparecerán más adelante.

He visto que en primavera y principios de verano, cuando la planta está más verde, ellas también son de tono más verdoso, pero al irse secando los tallos que ya han dado semillas, también empiezan a tomar un color más blanquecino y amarillento.

Larva ya muy grande.

Las orugas durante el día suelen estar bastante quietas, a veces medio escondidas en las axilas de las hojas del hinojo, que tienen un hueco bastante grande. Por la noche las he visto más activas y comiendo. Es un recurso para defenderse no sólo de los pájaros, sino también de las avispas parásitas, que son diurnas y pueden acudir a poner sus huevos en ellas. E igualmente las avispas cazadoras de orugas.

Como puede verse, las larvas grandes ya no tienen los pelillos de las más pequeñas.

Pero para defenderse las orugas de esta familia, y en particular esta especie, tienen otro sistema: El osmaterio. Este es un órgano bulboso y bifurcado que saca entre los pliegues de la cabeza. Por sus extremos expulsa una sustancia maloliente, con el objeto de disuadir a sus enemigos de atacarla. 

Oruga con el osmaterio evaginado y un goterón regurgitado de parte de su último alimento.

Como la molesté más de lo recomendable, para poder ver y mostrar este asunto (perdón oruguilla), no se conformó con eso, sino que también regurgitó parte de su comida… que no tuvo inconveniente en volver a tragar, dicho sea de paso, en cuanto la dejé tranquila.

En esta foto no solamente puede verse el osmaterio, también se ven los ocelos, es decir, los ojos simples de las orugas, en la parte izquierda de la foto. Cuando sea mariposa tendrá unos grandes ojos compuestos.
En las fotos puede verse el aspecto del osmaterio y en el vídeo cómo lo proyecta al exterior. Os aseguro que mi dedo quedó bastante apestado, me costó varios lavados de manos y la sensación de que todavía estaba presente el tufillo una hora después.




Cuando la oruga ya es bastante grande aprecio que comienza a estar más inmóvil de lo normal y que la parte anterior de su cuerpo, lo que se corresponde con el tórax e inicio del abdomen, se empieza a ensanchar. En varios casos he intentado seguir su evolución para encontrar la pupa, pero no lo he conseguido. Puedo asegurar que no se ha quedado en la propia planta de hinojo. Creo por la noche se han trasladado a unas ramas de hiedra cercana, donde hay mucha densidad de hojas. No he podido, por tanto, fotografiarla, mucho menos la mariposa en el momento de emerger. Sí he visto a las jóvenes mariposas revoloteando en el jardín… cuando estaba ocupado haciendo otras cosas como me ocurrió con sus madres. Podía haberlas metido en un terrario o simple caja hasta que formasen la crisálida ante mi vista, pero eso no va con mi forma de hacer las cosas.
Papilio machaonpuede tener varias generaciones al año, en número variable según el clima. Pero no son claramente diferenciables como ocurre con otras especies, las sucesivas generaciones se solapan en el tiempo y así, en una misma planta encontraremos orugas de varias edades y tamaños. En casa es posible que hayan sido tres o cuatro. Finalmente, la última generación del verano pasará el otoño e invierno en forma de pupa para emerger a la siguiente primavera como mariposas, así que allí estarán, escondidas, sujetas en un tallo en algún rincón del jardín, esperando al año que viene a ver qué nuevas plantas les voy a proporcionar... Espero no defraudarlas.

El hinojo y sus insectos (2): La chinche rayada, Graphosoma italicum.

$
0
0
Continuando con la fauna que se vio atraída por los hinojos del jardín, la especie sin duda que más abundante este año ha sido la chinche rayada Graphosoma italicum. Es uno de los insectos, no mariposas, más llamativos con sus contrastados colores rojo y negro. Igual que otras coloridas chinches de escudo de la familia Pentatomidae y otras cercanas, me recuerdan a los escudos de los caballeros medievales prestos al torneo. 
Esta pareja dedicada a la reproducción no la fotografié en el hinojo, sino sobre la planta Thapsia villosa que parece ser también muy de su agrado. Me decidí a poner esta foto porque se puede ver el diseño ventral punteado.
Quizás antes de continuar debo aclarar un poco el nombre científico, ya que la mayoría de las personas con algunos conocimientos de entomología ibérica me podrá decir que las protagonistas de hoy son Graphosoma lineatum de toda la vida. Pues sí, eran de toda la vida hasta hace poco. Antes se consideraba que la especie G. lineatum comprendía dos subespecies: G. lineatum lineatum y G. lineatum italicum, pero ahora se han separado en dos especies distintas.
Y estas puestas, perdonadme, no son de Graphosoma, sino de otra chinche que no pude identificar y tampoco está sobre hinojo, sino sobre Andryala integrifolia, también de mi jardín. Pero en mi defensa diré que las puestas de muchas chinches son así, muy parecidas, agrupadas en la planta y con esa especie de tapitas. Empiezan siendo más blancos y, a medida que crece el embrión en su interior se van oscureciendo.
 ¿Y en qué se diferencian las dos especies? Afortunadamente esta vez es fácil para un aficionado como yo, G. italicum tiene las patas negras y, a lo sumo, algunas zonas rojas en ellas. G. lineatum, en cambio, las tiene rojas por completo. Lo que me parece más interesante es que aún no se conoce la distribución de las dos especias al completo y, aunque la mayoría de los ejemplares ibéricos son G. italicum, es posible que también se encuentren G. lineatum, así que en nuestros paseos naturalistas no debemos despreciar a estas bonitas chinches aunque sean comunes y abundantes, habrá que mirarles las patas y, si nos dejan, fotografiarlas.
Ninfa muy joven, posiblemente de fase dos. Tiene apenas un par de milímetros.
Y tras esta larga presentación veamos un poco de su ciclo biológico. Las chiches son del orden de los hemípteros y, como les corresponde, no tienen metamorfosis completa, es decir, no pasan por una fase larvaria. No es que pueda decirse que las crías nacen igual que sus padres, la verdad es que son bastante diferentes, tanto en forma como en color, pero no sufren las drásticas transformaciones por las que pasan las mariposas, escarabajos y moscas. Además, adultos y jóvenes se alimentan de la misma forma y sustancias. Así, los juveniles de los hemípteros no se llaman larvas, sino ninfas, como ocurre en los saltamontes y mantis, por ejemplo. 
Ninfa aún sin rastro de alas poco después de mudar la piel como delata el color claro de su cutícula. Poco a poco se irá oscureciendo como la de la foto siguiente.
Pero el no hacer una metamorfosis completa con estado pupal no les libra de tener que mudar su piel para poder crecer. Las chinches rayadas lo hacen cinco veces. A medida que van pasando por las diferentes fases van cambiando de la forma más redondeada, según salen del huevo, a otra más alargada y, a la vez, les van creciendo las alas, en cada muda un poco más.

Ninfa de la misma fase de la de la foto anterior pero con la cutícula del exoesquelto más endurecido y pigmentado. La mancha central oscura que aparece en el dorso del abdomen es la abertura de la glándula odorífera.
Otra característica típica de este grupo de hemípteros es la posesión de glándulas odoríferas, también llamadas repugnatorias por su mal olor. Esa pestilencia la desprenden cuando se sienten amenazadas y, como los colores llamativos, anuncia que no son un buen alimento. En las ninfas esas glándulas se abren en el dorso del abdomen, que no está cubierto por las alas, pero en los adultos se sitúan en la parte ventral del tórax.

Ninfa en una fase más desarrollada mostrando un inicio de alas. También al poco de mudar.
Hay chinches depredadoras, que cazan a otros insectos, y parásitas, que pican a vertebrados para chuparles la sangre, pero las de este grupo a lo que pican es a las plantas para sorber la savia. Para ello tienen un pico largo, que en reposo se pliega a lo largo de la región ventral, que contiene los estiletes maxilares, para la perforación, un canal de alimentación, por el que succionan el alimento y un canal salival por el que inyectan la saliva para facilitar la succión y digestión del alimento. Debo añadir que no son una plaga importante para la agricultura, pues es raro que alcancen gran número y el daño sufrido por la planta es mínimo.

Y una vez más, la misma fase pero con la cubierta más endurecida y pigmentada. Sin embargo, aún no muestra ni rastro del color rojo de los adultos.
En las plantas de hinojo de mi jardín ha llegado a haber no menos de cincuenta ejemplares de distintas edades, desde recién eclosionados hasta adultos y no por ello el hinojo se ha marchitado. Así, en una sola sesión fotográfica podía retratarlos a todos, pero es imposible hacer un seguimiento de un mismo ejemplar a lo largo de su vida y así poder asegurarme de las distintas fases de su desarrollo, sin privarle de la libertad, cosa que no voy a hacer.

Ejemplar adulto. Se aprecia que el pigmento negro aún no se ha manifestado, irá apareciendo a medida que se endurezca la cutícula.

Es una especie que se encuentra especialmente en umbelíferas y similares, como la mencionada Thapsia villosa, los cardos corredores y las zanahorias silvestres. El momento de mayor abundancia en mi zona, es bien entrado el verano, justo cuando la mayoría de esas plantas están en su apogeo.

Ejemplar adulto en la plenitud de su coloración. Aunque la antena más cercana al observador, que está desenfocada, obstaculiza un poco la visión, se aprecia el pico que está clavado en el pequeño capullo floral.

Así ha sido en mi jardín sobre el hinojo, en pleno verano, aunque la planta ya llevaba semanas floreciendo. Y ahora, bien entrado el otoño, ahí siguen sobre las ramas medio secas, sobre todo ejemplares adultos. Hay días que se agrupan especialmente, como ocurrió uno de los primeros días de viento y lluvia y decidieron juntarse todos, como hacen las mariquitas bajo las piedras. Pero al salir el sol se volvieron a separar y ya no he visto ese comportamiento tan acusado, aunque ha habido días igualmente fríos y lluviosos. Tendré que observar si aguantan el invierno así. Y si lo hacen en las ramas de las plantas o, como espero, busquen un refugio más abrigado, que es muy típico de las chinches.

Grupo de ejemplares adultos que habían pasado la tormenta agrupados y fueron separándose cunado empezó a darles el sol. A la izquierda se ven algunas ninfas en un estado bastante desarrollado, muy camufladas entre las semillas de hinojo. 

Hay otra especie muy parecida en la Península Ibérica que tiene punteada la zona del pronoto. En Biodiversidad virtual hay una clave gráfica para diferenciar las chinches rayadas G. lineatum de esa otra especie cercana, la punteada, G. semipunctatum. Aunque en esa ficha aún tiene el nombre desfasado, para ese propósito vale igual. Este es el enlace:

Viewing all 126 articles
Browse latest View live